Una nueva generación de cineastas peruanos (Claudia Llosa, Javier Fuentes-León, Daniel y Diego Vega, etc.) ha irrumpido, y de a pocos deja su impronta. Es el caso de Héctor Gálvez, joven promesa y realizador de Paraíso, obra relatada con un estilo que sorprende por la personalidad que le ha impuesto a su opera prima.
Es una historia hasta cierto punto lineal, que contrasta con la complejidad de los personajes, quienes le aportan su peso a cada acción. Efectivamente, cada uno vive intensamente sus alegrías y pesares. Son pobres y marginales pero no por ello dejan de tener anhelos.
Gálvez presenta acertadamente el universo de los personajes mediante una mirada que registra caracteres y lugares de confluencia. Una observación tierna y diáfana. Una cámara que registra todo sin involucrarse. A la manera de un documental pero sin testimonios explícitos.
A este realismo urbano el director le impone una plástica, un sello particular, autoral si se quiere; que logra involucrar y conectar con la monótona rutina cotidiana. El ritmo cadencioso y pausado de las imágenes puede compararse al tedio de los pobladores.
Paraíso es un largometraje de atmósfera en el cual la ciudad es un personaje adicional. Edificaciones a medio construir, sin acabado y mucho menos pintura. Además de los cerros y el polvo que se puede percibir, aunque no se toque.
Es un retrato fiel de cómo viven los pobladores de Paraíso, donde las carencias y los sueños se reúnen por igual. La amistad es un valor importante para sobrellevar la “carga” cotidiana; y el agua, la comida y un trabajo son indispensables.
Las actuaciones son bastante básicas, aunque se debe recordar que no se trata de intérpretes profesionales. Por ratos, la cámara parece intimidarlos y los diálogos carecen de naturalidad, pero obedece también a la propuesta del director. Recordemos que Gálvez ha declarado su interés por el neorrealismo.
No cabe duda que es un magnífico inicio del realizador. Obsequia una obra sólida, casi maestra. Un relato cabal de los hijos de migrantes en Lima y de su marginalidad desde una perspectiva poética, si cabe el término.
Acaso en aquél árbol en medio del desierto se encuentra la metáfora de la vida de los personajes: esperanza contenida y lucha por el progreso.
Es una historia hasta cierto punto lineal, que contrasta con la complejidad de los personajes, quienes le aportan su peso a cada acción. Efectivamente, cada uno vive intensamente sus alegrías y pesares. Son pobres y marginales pero no por ello dejan de tener anhelos.
Gálvez presenta acertadamente el universo de los personajes mediante una mirada que registra caracteres y lugares de confluencia. Una observación tierna y diáfana. Una cámara que registra todo sin involucrarse. A la manera de un documental pero sin testimonios explícitos.
A este realismo urbano el director le impone una plástica, un sello particular, autoral si se quiere; que logra involucrar y conectar con la monótona rutina cotidiana. El ritmo cadencioso y pausado de las imágenes puede compararse al tedio de los pobladores.
Paraíso es un largometraje de atmósfera en el cual la ciudad es un personaje adicional. Edificaciones a medio construir, sin acabado y mucho menos pintura. Además de los cerros y el polvo que se puede percibir, aunque no se toque.
Es un retrato fiel de cómo viven los pobladores de Paraíso, donde las carencias y los sueños se reúnen por igual. La amistad es un valor importante para sobrellevar la “carga” cotidiana; y el agua, la comida y un trabajo son indispensables.
Las actuaciones son bastante básicas, aunque se debe recordar que no se trata de intérpretes profesionales. Por ratos, la cámara parece intimidarlos y los diálogos carecen de naturalidad, pero obedece también a la propuesta del director. Recordemos que Gálvez ha declarado su interés por el neorrealismo.
No cabe duda que es un magnífico inicio del realizador. Obsequia una obra sólida, casi maestra. Un relato cabal de los hijos de migrantes en Lima y de su marginalidad desde una perspectiva poética, si cabe el término.
Acaso en aquél árbol en medio del desierto se encuentra la metáfora de la vida de los personajes: esperanza contenida y lucha por el progreso.