(1911-1993)
Que se puede escribir de Mario
Moreno Reyes, también conocido como Cantinflas,
que no se haya publicado ya. Es probable que nada nuevo, pero es nuestro deseo,
recordarlo y rendirle tributo, cumplidos cien años de su nacimiento en agosto
del año pasado.
Mario Moreno nació en México en un
humilde hogar con numerosas carencias y gran número de hermanos. Su padre fue
un modesto cartero. Nació el 12 de agosto de 1911. Obtuvo una beca para
estudiar medicina pero la falta de recursos económicos lo obligó a buscar otro
porvenir. Se dice que se desempeñó en diversos oficios: ayudante de zapatero,
peluquero, empleado de billar, asimismo, intentó con poco éxito, ser boxeador,
torero, bailarín y hasta fue voluntario del ejército.
Se sabe que en los años 30, previo
a su fama, formó parte de una compañía de teatro ambulante en carpas de poca
categoría.
EL INICIO DE LA FAMA
La leyenda cuenta que se encontraba en una carpa y frente a la ausencia del presentador, el director (empresario) le pidió que lo reemplazara. Era muy joven y fue tal su nerviosismo que comenzó a hablar entrecortadamente, decir incoherencias, palabras sin sentido, lo que causó carcajadas en el público. Un asistente le gritó: ¡en la cantina inflas! (tomas), aludiendo a que estaba borracho. A lo cual respondió: “Pos, cantinflas”. Sin embargo, el origen del nombre no está demostrado.
A partir de este hecho inicia su
camino como cómico, al ser nombrado nuevo
maestro de ceremonia. Nace el personaje del pelado, persona de clase baja y poca instrucción. Y con el aparece
el cantinflismo, un modo
entrecortado e incongruente de hablar, que combina términos populares con los cultos
mal usados. Lo que resulta confuso para cualquier interlocutor. Habla mucho
pero no dice nada. Años después (1992) la Real Academia Española de la Lengua
incorporó al diccionario el término cantinflear:
“hablar de forma disparatada e incongruente y sin decir nada”.
Luego vino la caracterización.
Bigote ralo partido en dos extremos; un sombrerito rural que semeja a los
hechos con papel periódico; camiseta blanca de mangas largas; pañuelo al
cuello; pantalones a media cadera amarrados con tira de tela, algunos parches;
zapatos y botines maltratados, en apariencia de mayor talla; y su famosa
gabardina, un pedazo de trapo que cuida celosamente.
ÉXITO EN EL CINE
Después de haber recorrido buena
parte de la geografía mexicana con el circo y aprovechando su popularidad, el
director Miguel Contreras Torres le ofrece su primer papel (secundario) en la
película: No te engañes corazón (1936);
luego participa en Así es mi tierra (1937)
de Arcady Boytler.
Al verlo y convencerse de su
talento, el productor Santiago Reachi funda una empresa: Posa films; y lo contrata para hacer cortometrajes, pero dado su
éxito con el público Mario Moreno inicia su camino al estrellato al debutar en
largometrajes.
Lo dirige Alejandro Galindo en Ni sangre ni Arena (1939), pero según
se dijo, pese a los buenos resultados en taquilla, Mario Moreno no quedó
satisfecho y pidió que su siguiente obra la dirigiera el que había sido
asistente de Galindo: Miguel María Delgado que se convertiría en su gran colaborador.
Precisamente con Delgado logra resonantes éxitos. Antes, en 1940 realiza Ahí está el detalle de Juan Bustillo Oro. Para muchos, es la mejor
película de Moreno.
Bajo la batuta de Delgado no se
detendría hasta lograr una larga lista de populares películas: El gendarme desconocido, Los tres mosqueteros, A volar joven, El siete machos, El bolero
de Raquel, El ministro y yo, El
señor fotógrafo, El circo, El súpersabio, El profe, El bombero atómico, Si yo fuera diputado, El analfabeto, El padrecito, Romeo y
Julieta, etc.
LA CRÍTICA
Nadie pone en duda el enorme
talento de Mario Moreno, sin embargo, la crítica de sus películas está
dividida. Hay quienes lo adoran incondicionalmente porque le tienen mucho aprecio
al actor y su alter ego, por esa chispa y carisma que supera las barreras de la
pantalla.
En la otra vertiente, están
aquellos que consideran que Moreno no debió haber dejado el personaje inicial
para convertirse en político, maestro, barrendero, etc., y olvidar su toque
particular, apariencia y lenguaje enrevesado. En suma, no desechar al hombre de
pueblo y refinarse. Mantenerse tal como Chaplin a Charlot. El pobre que se las
ingeniaba para sobrevivir.
Otra crítica está vinculada a la
parte cinematográfica. Miguel M. Delgado, se puso al servicio del bufo,
olvidando el potencial del lenguaje cinematográfico. Quizá por eso Mario Moreno
lo eligió como un subordinado que mostró al personaje por encima de todo, hasta
del guion. ¿Se impuso el ego de Moreno, su capricho de actor que pretendía
resaltar sobremanera? Nadie lo sabe con certeza pero la respuesta parece
afirmativa.
Quizá esta esclarecedora
afirmación de Delgado nos releve de mayores comentarios: ¨Yo sólo me he
preocupado de fotografiar con una óptica elementalmente teatral, una serie de
episodios vulgares que nos mostraban al héroe en diversas circunstancias
propicias a sus incomprensibles despliegues verbales¨.
GENIO Y FIGURA…
Delgado confirma que Cantinflas
estaba por encima de cualquier cosa. Así lo quiso Mario Moreno. Y eso limitó
mucho la propuesta de las obras como parte de un todo. No obstante, no cabe duda que fue un genio.
Un notable actor que se las ingenió para hacer reír con sus bailes, gestos
faciales, movimientos corporales e improvisaciones verbales.
No en vano el gran Charles Chaplin
dijo: ¨Cantinflas es el mejor cómico del mundo¨. En 1957 tras llegar a EUA,
obtuvo un Globo de Oro al mejor actor por La
vuelta al mundo en ochenta días (1956).
En 1963 dejó las huellas de sus pies y manos en la Paseo de la Fama, cerca del
Teatro Chino en Los Ángeles. Fue nombrado por la OEA como embajador de la Paz. Es cierto que su paso por Hollywood
no fue destacado en cuanto a cantidad y calidad de obras, pero dejó su
impronta.
Desapareció físicamente el 20 de
Abril de 1993 a los 81 años de edad. Su epitafio condensa la leyenda de
Cantinflas: Parece que se ha ido, pero no es cierto. Efectivamente,
Mario Moreno y Cantinflas, los dos fusionados en uno, estarán presentes
eternamente en sus numerosos filmes.
Sus méritos son indiscutibles. Es
el cómico más universal de Hispanoamérica. Representa nuestro idioma, raza, cultura.
Sus obras siguen siendo apreciadas a través del tiempo. Se le recuerda y
reconoce. Su legado seguirá siendo inmortal pese a quien le pese. Siempre
estará a nuestras ¨órdenes, jefe¨.