lunes, 29 de junio de 2015

Ang Lee: director con sensatez y sentimientos

Escribir de Ang Lee es referirse a un director con una extraordinaria sensibilidad para contar historias fílmicas. Director, productor y guionista, nació en Taiwán el 23 de octubre de 1954.
 
En 1992 dirige una prometedora película: Manos que empujan. Pero son el Banquete de bodas (1993) y Comer, beber y amar (1994) las que lo colocan en la consideración del público y la crítica. Ejemplo de ello es su primer premio: el Oso de Oro de Berlín por Banquete de bodas, comedia que aborda el tema de la homosexualidad de una forma eficaz y natural. A partir de este momento Lee inicia su periplo norteamericano en el que se consolida con una serie de logrados largometrajes que lo consagrarán con no menos importantes premios.
 
Con Sensatez y sentimientos (1995) repite el Oso de Oro y logra el Bafta a mejor película. A estas alturas bien se puede decir que el realizador ha logrado un estilo, o quizá un tratamiento particular en la temática de su obra. Se destaca por presentar las carencias y conflictos internos del ser humano; también las relaciones interpersonales y el contraste entre lo tradicional y lo moderno entre los miembros de la familia; además del amor y el desamor.
Territorios que explora en sus siguientes obras: La tormenta de hielo (1997), Cabalga con el diablo (1999), El tigre y el dragón (2000), Hulk (2003) y Secreto en la montaña (2005). De este grupo, dos resultan consagratorias: El tigre y el dragón y Secreto en la montaña. Y con justa razón, ya que se trata de estupendas realizaciones que incrementan su fama de director apegado al drama humano. La primera es un delicado relato de amor, acción y artes marciales, de paso reivindica un género proveniente de China, al que le da categoría de cine arte. En la segunda retorna al tema de la homosexualidad con una elegancia y sutileza propias de su filmografía. Aunque Lee aclara en referencia a la película, y no se equivoca, que el tema central es el amor.
Por El tigre y el dragón triunfa en el Globo de Oro en las categorías de mejor director y mejor película extranjera, también logra el Óscar a mejor película extranjera y el Bafta a mejor director.
Por Secreto en la montaña gana el Globo de Oro y el Óscar a mejor director, el León de Oro de Venecia, el Bafta a mejor director y el premio de la crítica cinematográfica a mejor realizador.
Merced a estas películas y su éxito, Ang Lee se convierte en un director respetado y admirado por la crítica y el público lo que no es poco decir, ya que a menudo hay un divorcio entre ambos bandos.
Cabe comentar que La tormenta de hielo y Hulk, son producciones igual de interesantes, narradas con el mismo talento pero quizá sin la notoriedad de las otras. La primera es un drama notable cuyo valor es indudable pero que el paso del tiempo la ha dejado relegada sin explicación; la segunda refleja con acierto tanto al personaje y su universo como también una verosímil estética de historieta en un largometraje.  
Sus últimos filmes son: Deseo, peligro (2007), Tomando Woodstock (2009) y La vida de Pi (2012). Los primeros son producciones de categoría independiente que no llegaron al público de manera masiva, no obstante se trata de trabajos con atractivo. Deseo, peligro obtuvo nada menos que el León de Oro de Venecia. Para su director por segunda vez, luego de la resonante victoria de Secreto en la montaña. Tomando Woodstock es un original y acabado relato de la época en que prevaleció la paz y el amor en la juventud.        
Pero, sin duda, La vida de Pi, le devuelve la notoriedad y el protagonismo. No llegó a ganar el Óscar a la mejor película pero obtuvo el de mejor director. Un reconocimiento igual de meritorio y trascendente. Lo mejor es que como muchos filmes de Lee, éste se ha convertido en un clásico instantáneo y se seguirá comentando por mucho tiempo. Destaca la puesta en escena, la fotografía, la trama y las actuaciones, algo típico de él y su obra.
 
Sus premios enfatizan su calidad de autor, una aptitud no reñida con su versatilidad   ya que es de aquellos directores capaces de dirigir cualquier género o tipo de obra con la misma efectividad, tal como algunos nombres mayores del sétimo arte: Billy Wilder, Elia Kazan, Ridley Scott, entre otros. No se trata de un director prolífico, pero le basta con la solidez y contundencia de una docena de filmes de muy buen nivel. Lo mejor de todo es que tenemos Ang Lee para rato y de seguro no tardará en sorprender con algo nuevo y valioso como ya nos tiene acostumbrados. Ello, sin dejar de ser emotivo, sensible, sutil y humano, siempre fiel a su espíritu e ideas. 
      

jueves, 28 de mayo de 2015

El tigre y el dragón (Crouching tiger, hidden dragon, EUA, China, 2000)


Filme de gran belleza, impacto y emotividad. Una de las mejores obras de artes marciales, si no la mejor, de todos los tiempos. Basado en el libro de Wang Du Lu, destaca por su historia y sobremanera por su poética visual y musical. En efecto, su fuerza yace en la poderosa delicadeza, elocuencia y cuidado de las imágenes. Soberbio tributo a la naturaleza del sétimo arte.

Ang Lee es un realizador en cuyas películas enfatiza los sentimientos más inherentes al ser humano, los que presenta con notable sensibilidad. De esto dan cuenta: El banquete de bodas (1995); Comer, beber, amar (1994); Sensatez y sentimientos (1995); La tormenta de hielo (1997). Lee es reconocido por incorporar en sus filmes elementos vinculados a las costumbres y tradiciones de determinados segmentos sociales así como el contraste entre lo tradicional y lo moderno.

Sin habérselo propuesto quizá, en El tigre y el dragón logra un magnífico homenaje al género de las artes marciales. Destaca la magia, fantasía y realismo de las peleas de gran tradición en Hong Kong, la segunda industria del cine mundial en cuanto a producción cinematográfica se refiere. Brillan en todo su esplendor las escenas de peleas por el virtuosismo de sus ejecutantes, igual sucede con las imágenes que le dan vida.

En este largometraje se combinan acertadamente la acción, el drama y el romance. El director ha respetado los cánones del género (las luchas, demostraciones técnicas con armas, recursos y habilidades propias de sus ejecutantes, así como la filosofía del guerrero), sin olvidar el factor humano, afín a su característica como artista. En esa amalgama reside el valor, originalidad e importancia de la obra. Sentimientos como el amor, la pasión, el rencor, la venganza, están presentes.  

Por añadidura, está el ritmo pausado y cadencioso propio de la época y de la cultura china, asimismo el carácter ceremonial y ritual con el que ejecutan sus actividades cotidianas. Estos aspectos se muestran con una prolijidad estupenda, como corresponde a la realidad. En este sentido, la trama se desarrolla sin apuro, los hechos se desenvuelven con calma oriental como pétalos cayendo en una manta de seda. Es decir, abunda una atmósfera etérea que cautiva y emociona, la que se hace posible merced a la sobriedad y estética de la fotografía, la música, el vestuario, los decorados, las coreografías y actuaciones. Es la totalidad de la obra lo que la hace tan especial y maravillosa. La belleza con la que se desarrolla el relato fílmico es insuperable, apoteósica, de primera. El reconocimiento para la fotografía de Peter Pau, las coreografías de acción de Yuen Wo Pin y la música de Tan Dun.   

Destaca Li Mu Bai, personaje que sobresale por su habilidad e imbatibilidad pero más por su sabiduría. Lo interesante estriba en el balance de sus fortalezas y debilidades ya que a pesar de su heroísmo, arrojo y valentía no deja de ser un ser humano. Otro personaje importante es Jen, la joven rebelde aristócrata cuya personalidad se opone a la experiencia y la sabiduría de Li Mu Bai y la hábil guerrera Yu Shu Lien. Jen admira a Shu Lien y quiere ser como ella pero a la vez desea vivir sus propias aventuras.  Estos protagonistas son encarnados por los magníficos actores Chow Yun Fat (Li Mu Bai); Michelle Yeoh (Yu Shu Lien); Zhang Ziyi (Jen).

El cineasta de origen taiwanés presenta al mundo su cultura ancestral al igual que el a veces menospreciado género de artes marciales y resulta triunfador. El hecho de lograr el Oscar a la mejor película extranjera (2000), aunque merecido bien puede parecer un premio consuelo. De todos modos el éxito de Ang Lee es incuestionable ya que fue incluida en siete categorías, ganando en cuatro de ellas (mejor film extranjero, cinematografía, partitura original y dirección de arte). Por si fuera poco, y al margen de los premios, su logro mayor reside en la calidad de su largometraje, metáfora que retrata en toda su dimensión la extraordinaria aventura humana que es la vida. Lee deja para la posteridad una obra maestra a la vez que un clásico indiscutible.