(Dark shadows, EUA, 2012)
Existen dos tipos de obras de Tim
Burton, las comerciales y las autorales. En ambas está presente el estilo del
realizador; quizá la diferencia estriba en la taquilla, unas son más vendedoras
que otras, pero la calidad de ambas es incuestionable.
Sombras tenebrosas pertenece a la fila de las autorales como lo son:
El joven manos de tijera (1990), Ed Wood (1994), El gran pez (2003) y El
barbero demoniaco, Sweeney Todd (2007).
Basada en una serie televisiva,
Burton logra un acabado relato, vuelta de tuerca de las obras de vampiros. Es
un homenaje a las películas de terror que tanto ama, y en particular a Drácula,
novela de Bram Stoker que continúa siendo fuente de inspiración.
Sombras tenebrosas es un
largometraje mixto, que combina géneros y personajes. Da la impresión que es
una comedia con tintes dramáticos pero resulta también un drama con pinceladas
de humor. En todo caso el público decide. Del mismo modo, se entrecruzan un
vampiro, una bruja y hasta un adolescente lobo. Es decir, el realizador une a
personajes referenciales del cine de horror clásico.
Por ratos recuerda a Ed Wood y
sus películas; parece ex profeso, salida de la serie B, por las situaciones
absurdas que llaman la atención, y que, por tanto, asombran, generan
curiosidad, interrogantes y risas. Un detalle simpático para aquellos
seguidores de Burton se da en la forma como Drácula mueve las manos cuando
hipnotiza. Remite a Ed Wood y el
modo como Bela Lugosi encarna al famoso conde vampiro.
Los diálogos, de indudable humor
negro, son estupendos y sin Johnny Depp en el rol protagónico los logros del
filme serían imposibles. Es él con su gran actuación quien es la columna que
sostiene los cimientos de esta provocativa ficción. ¡Qué gran dúo forman Burton
y Depp!
El personaje encarnado por Depp,
Barnabas Collins, caballero del siglo XVIII, posee una forma refinada de hablar
y comportarse, sus modales contrastan con las situaciones de modernidad, lo que
adiciona humor a la obra.
Evidentemente, el eje de lo
jocoso está en el contraste entre lo antiguo y lo moderno, en la lucha entre el
bien y el mal, y una familia disfuncional de lo más disparatada que toma con relativa
tranquilidad hechos paranormales.
La adaptación de los años 70 es
magnífica y por momentos remite a la estética de la maravillosa serie Los munsters. No hay detalle que se
haya escapado, ni en vestuario, peinados, decorados, música, etc.
Es una película con encanto. Uno
culmina rindiéndose ante las peleas de siglo, hipnosis, hechizos y otros actos
mágicos, pero también al romance, que de eso hay y mucho.
Burton plantea una versión lírica
y romántica de homenaje al vampiro inmortal. En ese sentido, se estrechan los
lazos con la novela de Stoker cuyo centro es el amor negado. En Stoker y Burton
cobra capital importancia el factor tiempo entrelazado al romance. Barnabas y
Drácula, pasan a través de los siglos por un tormento: vivir sin su amada. Están
condenados al desamor para toda la eternidad, lo que le da un toque angustiante
y dramático a la historia. Sin embargo, las situaciones por las que atraviesan
no son las mismas como tampoco las tendencias de las obras.
El espectador puede calificar el
largometraje de entretenimiento ligero o entretenimiento con contenido. Me
inclino por la segunda opción. Se trata de un filme divertido sin soslayar el
fondo. Ese es su mérito y riqueza. Magnífica película del genial Tim
Burton.
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