Tony Scott: director de acción y de culto
Tony Scott fue opacado, hasta
cierto punto, por su hermano Ridley. Era un buen realizador aunque no tan
admirado, pero haciendo un balance dejó muy buenas películas. En algunos casos,
no existe una estrecha vinculación de su nombre con sus largometrajes, pero si
se revisa su filmografía uno se percata que ha visto muchas de sus obras, y más
aún, las ha disfrutado.
Como es de conocimiento de la
comunidad cinéfila, Tony Scott se suicidó en Los Ángeles en Agosto de este año,
según se afirma, al padecer una enfermedad incurable en el cerebro. Tenía 68
años.
Anthony Scott nació el 21 de
Julio de 1944 en un poblado al norte de Inglaterra y estudió Arte. Trabajó con
su hermano en la compañía productora de comerciales: Ridley Scott Associates
(RSA). Allí adquirió amplia experiencia en el lenguaje audiovisual, dirigiendo
comerciales de televisión. Luego, toma el ejemplo de su hermano y otros
realizadores y se convierte en director de cine.
Al principio, dada su formación
académica, quiso ser realizador de obras de autor, pero la falta de
oportunidades y la oferta para dirigir Top
Gun (1986) de parte de los productores Don Simpson y Jerry Bruckheimer,
cambió sus pretensiones, dándole un giro a su destino como hombre de cine.
Efectivamente, Top Gun se convirtió en una de las
películas más taquilleras de 1986, obteniendo más de 176 millones de dólares. A
partir de este éxito iba a hacerse conocido como un director de obras de
acción. Posteriormente hizo Días de
trueno (1990) y El último boy scout
(1991). Si bien es cierto que no resultaron éxitos comerciales su fama estaba
encaminada. Era ducho narrando historias de acción trepidante y se preparaba
para mayores logros.
En su siguiente intento logró
hacer un filme más personal: Amor a
quemarropa (1993) con guion de Quentin Tarantino. Si bien es cierto, no fue
admirada en su momento, luego se convirtió en película de culto. Continuaba la senda
iniciada con su primer largo El ansia (1983);
y confirmaba la dualidad de Scott: director taquillero y de culto.
En 1995 rodó un thriller de gran
presupuesto Marea roja con Gene
Hackman y Denzel Washington. Demostró que era un eficaz realizador cuyas obras
no eran puramente explosiones y efectos también era sensible a las emociones de
los personajes. Esto se dejo ver en El
fanático (1996) con Robert De Niro y Wesley Snipes. Que, a decir de muchos,
no tuvo acogida de crítica ni público, pero estamos seguros será apreciada con
el tiempo.
Vuelve en 1998 con una de sus mejores películas: Enemigo público; excelente obra de suspenso y acción interpretada por Will Smith y Gene Hackman. Luego dirige Juego de espías (2001), Hombre en llamas (2004) y Déjà vu (2006). En las dos últimas dirige a Denzel Washington. Antes, en 2005, hace Domino, con Keira Knightley y Mickey Rourke.
Con Hombre en llamas queda claro que Scott no es el típico artesano de acción de Hollywood. Es un realizador de género sí, pero dirige con talento, eficacia y emotividad.
Sus dos últimas películas son Secuestro de Pelham 123 (2009) e Imparable (2010), ambas protagonizadas
por Denzel Washington su actor fetiche, con quien trabaja en cinco
largometrajes.
El balance de su filmografía es
positivo. Tony Scott deja importante legado de largometrajes. Es uno de los
maestros del cine de acción y suspenso que alcanzó notoriedad en virtud de su
técnica narrativa basada en una depurada fotografía, combinada con abundante
movimiento de cámara, edición trepidante, sólidas tramas y notables actores.
En él se fusionaron dos estilos
dada su formación académica y su oficio de director de comerciales. Con ello su
propuesta se vio enriquecida. Es el suyo un cine estéticamente elaborado, vertiginoso
a nivel de imagen, pero con indudable fondo. Logró ser un director importante
lo que seguramente anhelaba. A la vez fue maestro inspirador de nuevos
realizadores de sus géneros predilectos.
Parte de su herencia se condensa
en: Top Gun, Amor a quemarropa, Marea
roja, El fanático, Enemigo público, Hombre en llamas y Déjà vu. Todas valiosas obras por
encima del promedio.
Gracias Tony Scott, descansa en paz.