Hay actores que nacen para un rol. Así ocurrió con James Gandolfini y Tony Soprano. Gandolfini se fue pero Soprano queda para siempre lo que contra fácticamente hace que Gandolfini permanezca vivo.
James Joseph Gandolfini hijo (1961-2013), falleció el 19 de
Junio a los 51 años de edad. Su partida fue prematura, aun tenía mucho por
vivir y actuar pero un ataque al corazón se lo impidió.
Por tal razón, le rendimos homenaje haciendo un balance de
su actividad artística. En su faceta de actor tuvo dos vertientes: el cine y la
televisión. En la primera, a pesar de trabajar en roles secundarios o de
reparto la mayoría de veces, logró reconocimiento. Se convirtió en una
presencia familiar de filmes sin llegar a ser estrella. Sin embargo, no
significa que no fuese valorado pues hay muchos y grandiosos intérpretes bajo esa
condición.
Participa en: True romance (1993); Máxima velocidad (1994);
Marea roja (1995); Get shorty (1995); Perdita Durango (1997); Medianoche en el
jardín del bien y del mal (1997); Caídos (1998); Una acción civil (1998); 8mm
(1999); La Mexicana (2001); El hombre que nunca estuvo (2001); El último
castillo (2001); Todos los hombres del rey (2006); Secuestro de Pelham 123
(2009); Mátalos suavemente (2012); La noche más oscura (2012).
Algunas populares y otras notables películas en las que
recordará, seguramente, haberlo visto. En todas, algunas en roles muy pequeños,
dejó su sello, se hizo notar. Talento tenía, quizá faltó un director que se la
jugará por él para un protagónico.
Paradójicamente, fue en televisión donde pudo consagrarse
merced a su rol en la serie Los
sopranos. Su papel de Tony Soprano lo hizo mundialmente conocido. En ella
pudo demostrar su dote interpretativa obteniendo un Globo de Oro (2000) y tres
premios Emmy (2000, 2001 y 2003) como mejor actor en serie dramática.
Era un actor sólido y natural, que supo sacar partido de su
lado violento y también de su perfil afable, aspectos de su personalidad que
trasladaba a sus personajes. Su rostro adusto y sus características ítalas hacía
que le otorgaran roles de carácter que a menudo se combinaban con un lado
tierno. No se sabe si así eran planteados en el guion o si acaso él le dio a
sus criaturas ese perfil dual más humano. No es coincidencia que muchas de sus
actuaciones presentaran esos rasgos; ocurre en Get shorty, Caídos, La Mexicana,
El hombre que nunca estuvo, Todos los hombres del rey. “Duros” con
sensibilidad.
No es casualidad que Tony Soprano tuviera también esa forma
de ser: agresiva y afectiva. Fue Gandolfini quien dotó a sus personajes de
contradicciones naturalmente humanas. Lo que dice mucho acerca de su talento y
capacidad actoral. Pasar como hombre común acaso fuera su mayor virtud y quizá
el motivo por el que fuera aceptado o rechazado como intérprete.
El hecho es que logró destacar. Y gracias a la televisión se
convirtió en estrella. Mérito indudable de David Chase creador de Los soprano, elegida como mejor serie
de todos los tiempos. Trabajó en ella de 1999 a 2007. Participó en 86 episodios
y llegó a ganar un millón de dólares por capítulo.
Gandolfini nació en Westwood, Nueva Jersey; fue hijo de
padre italiano y madre norteamericana criada en Italia, motivo por el que en su
casa, en la que se hablaba italiano, tuvo una marcada influencia de esa cultura.
Esto, sin duda fue clave para su futuro rol de Tony Soprano.
Se sintió como pez en el agua haciendo de capo de la mafia. Por
fin podía tener un protagónico al cual sacarle partido. Encarnó un gánster
humano, no una caricatura como la que se ve en algunas películas; hombre de
familia con problemas normales en el seno de esta y también fuera (en su
trabajo). Un mafioso que asiste al siquiatra y toma Prozac.
Supo darle el toque que lo acompañó en los papeles secundarios
que interpretó en el cine: duro con
atisbos de bondad. Malo bueno a la manera de los roles que encarnó el gran
Humphrey Bogart.
Más allá de cifras
millonarias y fama, lo importante es que pudo lucirse como actor. Para un
intérprete trabajar es muy bueno pero obtener un personaje rico en matices es
un premio. Él lo logró, a pesar que no fue fácil, y se convirtió en leyenda.
Gracias, James Gandolfini.