Darkman, cuyo argumento surgió de la
historieta del mismo nombre, no es como podría asumirse, pura pirotecnia. Sam
Reimi, el director, combina con mano firme el suspenso, la fantasía, los
efectos visuales, el drama, el romance, la acción trepidante, y los amalgama en
una obra con pasajes notables.
A pesar de la estructura clásica y su
orientación comercial, puede dar una idea engañosa de ser un clásico filme de
entretenimiento de Hollywood. Si bien es cierto, es la primera incursión de
Raimi en el sistema establecido, las diferencias de estilo y tratamiento, son
evidentes. Es un buen ejemplo de cine de entretenimiento combinado con el de
autor, el mismo que encaja con el estilo del realizador. El es un autor en todo
el sentido de la palabra.
El hilo conductor de la trama es la
venganza. Su personaje principal es un científico (Peyton Westlake), que
investiga un método de reconstrucción de piel. El es atacado y desfigurado por
sus agresores, lo que da pie al desarrollo del conflicto. En ese sentido, surgen
los temas de la identidad y la duplicidad, los que se exponen con sorpresa y eficacia.
También se plantea la idea del fenómeno, el monstruo, la anormalidad, el
rechazo y la exclusión social por estas causas. Es un filme con innegables
implicancias sicológicas.
Uno de los valores indudables del
largometraje, es que Reimi logra mucho con pocos recursos, dado su ingenio y
creatividad. Es una excelente muestra de su capacidad y maestría. Con sus
condimentos usuales de humor, sátira, acción, suspenso y fantasía, como se ha
escrito, logra encandilar al espectador.
Westlake lucha por volver a su estado
original, pero como se deduce, encuentra dificultades en el camino. Su vida
cambia para siempre al despojársele de su rostro (esencia del ser), pero más
que el cambio exterior interesa el cambio interior. Lucha contra sus rivales
pero también con sí mismo. Por si fuera poco, la situación le genera mucho
dolor e inconvenientes con el amor de su vida.
Estos tópicos son parte fundamental del
argumento en el que también sobresale el personaje, un fantasma en el que
anidan el dolor, el rencor, el odio y la revancha. Todo esto, en medio de un
eficaz ritmo y atmósfera. Persecuciones, malentendidos, confusiones, intrigas, disparos
y bombas hacen más interesante la propuesta. Es notable el vigor narrativo y
expresivo, la dirección artística y actoral, inherentes al realizador. Ello se
traduce en secuencias y escenas espectaculares en las que se destacan, fundidos
encadenados y planos detalle.
Parece que Reimi jugara con sus juguetes
en todo el proceso fílmico; su cine combina lo naif y lo infantil. Le encantan
también, los efectos visuales y el maquillaje. Agregado a esto, nada mejor que
la música de Danny Elfman, colaborador habitual de Tim Burton, casualmente,
otro creador de magia cinematográfica.
Darkman
cuenta con un
muy eficaz y destacado reparto que reúne a Liam Neeson, Frances Mc Dormand,
Robert G. Durant y Colin Friels.
En síntesis, un largometraje que hechiza
con sus vibrantes escenas, las que impulsan muchas emociones. Ciertamente, un
excelente ejercicio de autor de su realizador.
El hombre sin rostro debe
ocultarse bajo una máscara hasta descubrir la fórmula que lo devuelva a la
normalidad. Mientras tanto, adapta otras personalidades, representa a otros, en
busca de la identidad que quizá, ha perdido para siempre.
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