Calles peligrosas celebra tres décadas. Largometraje muy importante en sí pero también para su director Martin Scorsese, dado que representa el punto de partida como cineasta independiente.
Se trata de una obra fundacional en la que se advierte el
estilo que más adelante daría a su director el reconocimiento de crítica y
público, el mismo que amalgama: poderosa trama, personajes bien diseñados,
destacado elenco actoral, encomiable fotografía, magnífico lenguaje
audiovisual, excelente banda sonora, determinados en una narrativa particular.
A esto se agrega su versatilidad en el uso de los géneros
cinematográficos pero sobretodo destaca por presentar en cada historia y de
modo realista las complejidades del ser humano.
Es ejemplo de realizador independiente norteamericano; autor
en todo el sentido de la expresión, es decir, alguien cuya propuesta artística
está por encima de la banalidad y la simpleza.
Con esta película de amistad juvenil y sus vínculos, (sumado
algo de cine gansteril), Scorsese llamó la atención y se hizo de un espacio en
la nueva hornada del cine norteamericano junto a Francis Ford Coppola, Brian De
Palma, George Lucas y Steven Spielberg.
También dejó en evidencia su interés por los grupos de la Cosa Nostra: integrantes, relaciones,
intereses, costumbres, códigos, etc. Argumentos que desarrollaría con mayor
amplitud en: Buenos muchachos (1990),
Casino (1995), y Los infiltrados (2006).
Precisamente, otro ítalo americano como Coppola estrenó un
año antes la notable: El padrino (1972). Aunque no pretendemos comparar ni
restarle valor a Calles peligrosas; son obras diferentes; quizá la única
similitud se encuentra en el tratamiento de los vínculos entre gansters.
Los acontecimientos transcurren en Nueva York, escenario que
repetirá en films posteriores. En ese
sentido, es ampliamente conocido el romance entre Scorsese y su ciudad natal.
De ello dan cuenta entre otras: Taxi
driver (1976), New York, New York (1977), Después de hora (1985), La
edad de la inocencia (1993), Vidas
al límite (1999) y Pandillas de Nueva
York (2002).
Como ha declarado en muchas oportunidades el director cuenta
en sus películas historias que vio y vivió en su barrio, de tal manera que este
es un relato semi autobiográfico. Charlie posee una cuota religiosa al igual
que Scorsese en su juventud.
Trabajan dos de los actores de sus primeros y reputados
estrenos: Harvey Keitel y Robert De Niro. Claro está, con el
último los uniría una sociedad indesligable, presente en las mejores producciones del realizador: Taxi driver, Toro salvaje (1980), y Buenos
muchachos. El hecho es que la dupla logró reconocimiento, premios, y lo
mejor, notables films.
Como se plantea líneas arriba Calles peligrosas trata de amistad y juventud; incluye, asimismo,
violencia, humor y religión, ingredientes que se condensan a lo largo de sus
más de veinte largometrajes.
Es excelente ejercicio de autor. Demuestra con claridad el
talento, y porque no, la genialidad en ciernes de un fabuloso cineasta que
habría de concebir una serie de obras maestras. Es la pequeña maestra de las
obras maestras. Y debe ser admirada y reconocida porque fue el primer paso de
Martin Scorsese en el camino hacia su madurez y maestría como artista y resume muy
bien lo mejor de su aptitud y actitud profesional.