lunes, 29 de junio de 2015

Ang Lee: director con sensatez y sentimientos

Escribir de Ang Lee es referirse a un director con una extraordinaria sensibilidad para contar historias fílmicas. Director, productor y guionista, nació en Taiwán el 23 de octubre de 1954.
 
En 1992 dirige una prometedora película: Manos que empujan. Pero son el Banquete de bodas (1993) y Comer, beber y amar (1994) las que lo colocan en la consideración del público y la crítica. Ejemplo de ello es su primer premio: el Oso de Oro de Berlín por Banquete de bodas, comedia que aborda el tema de la homosexualidad de una forma eficaz y natural. A partir de este momento Lee inicia su periplo norteamericano en el que se consolida con una serie de logrados largometrajes que lo consagrarán con no menos importantes premios.
 
Con Sensatez y sentimientos (1995) repite el Oso de Oro y logra el Bafta a mejor película. A estas alturas bien se puede decir que el realizador ha logrado un estilo, o quizá un tratamiento particular en la temática de su obra. Se destaca por presentar las carencias y conflictos internos del ser humano; también las relaciones interpersonales y el contraste entre lo tradicional y lo moderno entre los miembros de la familia; además del amor y el desamor.
Territorios que explora en sus siguientes obras: La tormenta de hielo (1997), Cabalga con el diablo (1999), El tigre y el dragón (2000), Hulk (2003) y Secreto en la montaña (2005). De este grupo, dos resultan consagratorias: El tigre y el dragón y Secreto en la montaña. Y con justa razón, ya que se trata de estupendas realizaciones que incrementan su fama de director apegado al drama humano. La primera es un delicado relato de amor, acción y artes marciales, de paso reivindica un género proveniente de China, al que le da categoría de cine arte. En la segunda retorna al tema de la homosexualidad con una elegancia y sutileza propias de su filmografía. Aunque Lee aclara en referencia a la película, y no se equivoca, que el tema central es el amor.
Por El tigre y el dragón triunfa en el Globo de Oro en las categorías de mejor director y mejor película extranjera, también logra el Óscar a mejor película extranjera y el Bafta a mejor director.
Por Secreto en la montaña gana el Globo de Oro y el Óscar a mejor director, el León de Oro de Venecia, el Bafta a mejor director y el premio de la crítica cinematográfica a mejor realizador.
Merced a estas películas y su éxito, Ang Lee se convierte en un director respetado y admirado por la crítica y el público lo que no es poco decir, ya que a menudo hay un divorcio entre ambos bandos.
Cabe comentar que La tormenta de hielo y Hulk, son producciones igual de interesantes, narradas con el mismo talento pero quizá sin la notoriedad de las otras. La primera es un drama notable cuyo valor es indudable pero que el paso del tiempo la ha dejado relegada sin explicación; la segunda refleja con acierto tanto al personaje y su universo como también una verosímil estética de historieta en un largometraje.  
Sus últimos filmes son: Deseo, peligro (2007), Tomando Woodstock (2009) y La vida de Pi (2012). Los primeros son producciones de categoría independiente que no llegaron al público de manera masiva, no obstante se trata de trabajos con atractivo. Deseo, peligro obtuvo nada menos que el León de Oro de Venecia. Para su director por segunda vez, luego de la resonante victoria de Secreto en la montaña. Tomando Woodstock es un original y acabado relato de la época en que prevaleció la paz y el amor en la juventud.        
Pero, sin duda, La vida de Pi, le devuelve la notoriedad y el protagonismo. No llegó a ganar el Óscar a la mejor película pero obtuvo el de mejor director. Un reconocimiento igual de meritorio y trascendente. Lo mejor es que como muchos filmes de Lee, éste se ha convertido en un clásico instantáneo y se seguirá comentando por mucho tiempo. Destaca la puesta en escena, la fotografía, la trama y las actuaciones, algo típico de él y su obra.
 
Sus premios enfatizan su calidad de autor, una aptitud no reñida con su versatilidad   ya que es de aquellos directores capaces de dirigir cualquier género o tipo de obra con la misma efectividad, tal como algunos nombres mayores del sétimo arte: Billy Wilder, Elia Kazan, Ridley Scott, entre otros. No se trata de un director prolífico, pero le basta con la solidez y contundencia de una docena de filmes de muy buen nivel. Lo mejor de todo es que tenemos Ang Lee para rato y de seguro no tardará en sorprender con algo nuevo y valioso como ya nos tiene acostumbrados. Ello, sin dejar de ser emotivo, sensible, sutil y humano, siempre fiel a su espíritu e ideas. 
      

jueves, 28 de mayo de 2015

El tigre y el dragón (Crouching tiger, hidden dragon, EUA, China, 2000)


Filme de gran belleza, impacto y emotividad. Una de las mejores obras de artes marciales, si no la mejor, de todos los tiempos. Basado en el libro de Wang Du Lu, destaca por su historia y sobremanera por su poética visual y musical. En efecto, su fuerza yace en la poderosa delicadeza, elocuencia y cuidado de las imágenes. Soberbio tributo a la naturaleza del sétimo arte.

Ang Lee es un realizador en cuyas películas enfatiza los sentimientos más inherentes al ser humano, los que presenta con notable sensibilidad. De esto dan cuenta: El banquete de bodas (1995); Comer, beber, amar (1994); Sensatez y sentimientos (1995); La tormenta de hielo (1997). Lee es reconocido por incorporar en sus filmes elementos vinculados a las costumbres y tradiciones de determinados segmentos sociales así como el contraste entre lo tradicional y lo moderno.

Sin habérselo propuesto quizá, en El tigre y el dragón logra un magnífico homenaje al género de las artes marciales. Destaca la magia, fantasía y realismo de las peleas de gran tradición en Hong Kong, la segunda industria del cine mundial en cuanto a producción cinematográfica se refiere. Brillan en todo su esplendor las escenas de peleas por el virtuosismo de sus ejecutantes, igual sucede con las imágenes que le dan vida.

En este largometraje se combinan acertadamente la acción, el drama y el romance. El director ha respetado los cánones del género (las luchas, demostraciones técnicas con armas, recursos y habilidades propias de sus ejecutantes, así como la filosofía del guerrero), sin olvidar el factor humano, afín a su característica como artista. En esa amalgama reside el valor, originalidad e importancia de la obra. Sentimientos como el amor, la pasión, el rencor, la venganza, están presentes.  

Por añadidura, está el ritmo pausado y cadencioso propio de la época y de la cultura china, asimismo el carácter ceremonial y ritual con el que ejecutan sus actividades cotidianas. Estos aspectos se muestran con una prolijidad estupenda, como corresponde a la realidad. En este sentido, la trama se desarrolla sin apuro, los hechos se desenvuelven con calma oriental como pétalos cayendo en una manta de seda. Es decir, abunda una atmósfera etérea que cautiva y emociona, la que se hace posible merced a la sobriedad y estética de la fotografía, la música, el vestuario, los decorados, las coreografías y actuaciones. Es la totalidad de la obra lo que la hace tan especial y maravillosa. La belleza con la que se desarrolla el relato fílmico es insuperable, apoteósica, de primera. El reconocimiento para la fotografía de Peter Pau, las coreografías de acción de Yuen Wo Pin y la música de Tan Dun.   

Destaca Li Mu Bai, personaje que sobresale por su habilidad e imbatibilidad pero más por su sabiduría. Lo interesante estriba en el balance de sus fortalezas y debilidades ya que a pesar de su heroísmo, arrojo y valentía no deja de ser un ser humano. Otro personaje importante es Jen, la joven rebelde aristócrata cuya personalidad se opone a la experiencia y la sabiduría de Li Mu Bai y la hábil guerrera Yu Shu Lien. Jen admira a Shu Lien y quiere ser como ella pero a la vez desea vivir sus propias aventuras.  Estos protagonistas son encarnados por los magníficos actores Chow Yun Fat (Li Mu Bai); Michelle Yeoh (Yu Shu Lien); Zhang Ziyi (Jen).

El cineasta de origen taiwanés presenta al mundo su cultura ancestral al igual que el a veces menospreciado género de artes marciales y resulta triunfador. El hecho de lograr el Oscar a la mejor película extranjera (2000), aunque merecido bien puede parecer un premio consuelo. De todos modos el éxito de Ang Lee es incuestionable ya que fue incluida en siete categorías, ganando en cuatro de ellas (mejor film extranjero, cinematografía, partitura original y dirección de arte). Por si fuera poco, y al margen de los premios, su logro mayor reside en la calidad de su largometraje, metáfora que retrata en toda su dimensión la extraordinaria aventura humana que es la vida. Lee deja para la posteridad una obra maestra a la vez que un clásico indiscutible.





jueves, 18 de diciembre de 2014

Marcianos al ataque (Mars attacks, EUA, 1996)

Los marcianos llegaron ya, y llegaron bailando el chachachá, repetía el estribillo de la canción de una película mexicana interpretada por el gran comediante Germán Valdez, mejor conocido como Tin-tan. Cientos de obras cinematográficas han mostrado a través de distintos géneros, perspectivas y estilos, la invasión de extraterrestres al planeta Tierra.  

El genial Tim Burton no pudo sustraerse a este tema y “jugar” con él a su modo. Marcianos al ataque es divertimento puro, con una efectiva dosis de sátira y humor negro. Parodia con soltura y gracia los filmes de catástrofe y apocalipsis.

En su filme anterior el realizador deleitó con su inspirada historia de Ed Wood, considerado el peor director estadounidense de todos los tiempos. Un director cuyo mérito, adelantándose a su época, fue el de fusionar géneros como el terror y la ciencia ficción. Con esta obra Burton ofrece una suerte de homenaje a Ed Wood e incluso lo reivindica.

Un aspecto a considerar es la combinación de personajes animados y reales (de carne y hueso); lo que por un lado constituye un desafío en realización pero también un detalle interesante para el espectador, aunque se sabe de la maestría del director en el terreno de la animación, donde se siente como pez en el agua.  

Empero, lo jocoso de la trama se encuentra en los personajes y situaciones que parodian los estereotipos y clichés de películas clásicas y/o emblemáticas.

Tiene un gran y vasto reparto; en ese sentido, es un desfile interminable de reconocidos actores como: Jack Nicholson (en doble rol), Glenn Close, Annette Bening, Michael J. Fox, Rod Steiger, Pierce Brosnan, Martin Short, Sarah Jessica Parker, Pam Grier, Danny De Vito, Natalie Portman, Lukas Haas, Jack Black, hasta Tom Jones. La mayoría en breves pero muy sabrosas intervenciones.

Lucen Jack Nicholson con sus roles de presidente y de ambicioso empresario; Annette Bening como ser espiritual y místico; Pierce Brosnan como científico; Rod Steiger como General; Martin Short como secretario del presidente; Sarah Jessica Parker como entrevistadora. 

Adicionalmente, los marcianos proponen su cuota de humor ya sea por  presencia física, acciones e ininteligible lenguaje. Además proporcionan  suspenso debido a sus sorpresivas reacciones. Son las estrellitas que iluminan el largometraje.   

Es innegablemente una película fuera de lo común, y eso la hace interesante al margen de si repite esquemas. El hecho de que sea una historia juguetona llena de cambios y ataques por doquier le da una atrayente personalidad particular, la misma que el director le imprime a sus proyectos.

Destacamos la estupenda música incidental y la banda sonora; también es pertinente poner de relieve el uso de la animación y efectos visuales, siempre al servicio de la trama, evitando lo empalagoso y el efectismo gratuito.    

A pesar de su ciudadanía Burton, como otros (Eastwood, Scorsese, Allen, Tarantino, los Coen, etc.), no forma parte del conglomerado tradicional de Hollywood en el que se fabrican productos en serie y con similares características. Gracias a ellos el cine norteamericano ofrece otras propuestas de interés para un público ávido por la diversidad.

En este eficiente ejercicio de autor destaca la puesta en escena, el argumento, la dirección, las actuaciones, la música, la animación y los efectos visuales. Todo al servicio de una joyita de “serie B”.   






domingo, 9 de noviembre de 2014

El protegido (Unbreakable, EUA, 2000)

M. Night Shyamalan es de los directores que procura mantener curioso y pensativo al espectador. Del mismo modo, le gusta sorprender con sus historias y detalles durante y al final de la obra. Elementos afines de su filmografía son los relatos que involucran a los seres humanos en situaciones atípicas y paranormales. Ello, en medio de una atmósfera particular en la que los personajes luchan contra lo adverso y el miedo.


Otra característica de su propuesta son las dudas e interrogantes de los protagonistas, que se auto cuestionan y también buscan su lugar en el mundo. En esa ruta El protegido es un filme de descubrimiento personal vinculado a las habilidades, poderes y dones.

Además es un homenaje a las historietas y los superhéroes. Se sabe que el discurso habitual de Hollywood y la cultura norteamericana están basados en la figura del héroe, y como una ampliación de este universo realista aparecen los superhéroes, seres de ficción de categoría mitológica. 

La obra se dirige en esta dirección; empero, no es el relato clásico de acción trepidante, desenfrenado, pleno de efectos visuales. Por el contrario, tiene un ritmo pausado, cadencioso. Es un thriller combinado con drama, una historia que se concentra en los personajes: David Dunn (Bruce Willis) y Elijah Price (Samuel Jackson), y sus respectivos quehaceres, sicologías y vinculación personal. De esta, precisamente, aparece el nexo dramático de la trama; surgen emociones, intrigas y el suspenso del que está dotado el filme, factores que le dan sustento y sumo interés al conjunto.

Desde el inicio hay una intriga latente y conforme se desarrollan las acciones se van atando los cabos sueltos que el realizador presenta, fiel a su estilo. Pero más allá de la trama, los personajes y el ritmo, también trasciende la estética; a través de la ambientación, el vestuario, los colores y angulaciones de la cámara. La atmósfera es indudable protagonista de la obra y contribuye a redondear la propuesta, lo que confirma que se trata de un filme estimulante para la vista, el sentimiento y el pensamiento.    

Gestores fundamentales de este largometraje son los actores: Bruce Willis y Samuel Jackson, quienes con su experiencia y talento contribuyen al realismo y verosimilitud de los sucesos. Ambos, además de los diálogos, lucen por sus gestos y se destacan tanto por lo que dicen como por lo que omiten.

Willis demuestra que es igual de eficaz que en sus típicos roles de películas de acción. Logra componer un personaje mundano: con conflictos personales, introvertido, dubitativo y auto controlado. Lo de Jackson es la confirmación de que se trata de un valioso actor, capaz de lograr todo tipo de personajes a los que le suma casi siempre su cuota de carácter, inteligencia y personalidad.   

El protegido resulta muy interesante para los que, por un lado, gustan del suspenso, y por el otro, para aquellos que admiran y valoran las historietas. Está claro que es un cómic realista, si cabe el término. Quizá no específicamente por la forma sino por el fondo. Igual, hay muchas referencias a este arte (directa e indirectamente). Es un esfuerzo muy bien logrado del director y sus colaboradores. En este caso, tiene la apariencia de un primer capítulo, aquel que revela siempre de qué manera y cómo surge la figura del superhéroe. Otro punto a destacar es su originalidad puesto que no se basa en un personaje preexistente.

¿Se trata de la mejor obra de Shyamalan? Eso, además de ser subjetivo, no se sabe. Todo depende de las preferencias del espectador. Lo que si es cierto es que el director es muy eficaz y un experto en el manejo de la intriga y el suspenso, lo que pone de manifiesto en este magnífico largometraje


jueves, 24 de julio de 2014

Darkman, el hombre sin rostro (Darkman, EUA, 1990)

Darkman, cuyo argumento surgió de la historieta del mismo nombre, no es como podría asumirse, pura pirotecnia. Sam Reimi, el director, combina con mano firme el suspenso, la fantasía, los efectos visuales, el drama, el romance, la acción trepidante, y los amalgama en una obra con pasajes notables.


A pesar de la estructura clásica y su orientación comercial, puede dar una idea engañosa de ser un clásico filme de entretenimiento de Hollywood. Si bien es cierto, es la primera incursión de Raimi en el sistema establecido, las diferencias de estilo y tratamiento, son evidentes. Es un buen ejemplo de cine de entretenimiento combinado con el de autor, el mismo que encaja con el estilo del realizador. El es un autor en todo el sentido de la palabra.

El hilo conductor de la trama es la venganza. Su personaje principal es un científico (Peyton Westlake), que investiga un método de reconstrucción de piel. El es atacado y desfigurado por sus agresores, lo que da pie al desarrollo del conflicto. En ese sentido, surgen los temas de la identidad y la duplicidad, los que se exponen con sorpresa y eficacia. También se plantea la idea del fenómeno, el monstruo, la anormalidad, el rechazo y la exclusión social por estas causas. Es un filme con innegables implicancias sicológicas.
 
Uno de los valores indudables del largometraje, es que Reimi logra mucho con pocos recursos, dado su ingenio y creatividad. Es una excelente muestra de su capacidad y maestría. Con sus condimentos usuales de humor, sátira, acción, suspenso y fantasía, como se ha escrito, logra encandilar al espectador.

Westlake lucha por volver a su estado original, pero como se deduce, encuentra dificultades en el camino. Su vida cambia para siempre al despojársele de su rostro (esencia del ser), pero más que el cambio exterior interesa el cambio interior. Lucha contra sus rivales pero también con sí mismo. Por si fuera poco, la situación le genera mucho dolor e inconvenientes con el amor de su vida.

Estos tópicos son parte fundamental del argumento en el que también sobresale el personaje, un fantasma en el que anidan el dolor, el rencor, el odio y la revancha. Todo esto, en medio de un eficaz ritmo y atmósfera. Persecuciones, malentendidos, confusiones, intrigas, disparos y bombas hacen más interesante la propuesta. Es notable el vigor narrativo y expresivo, la dirección artística y actoral, inherentes al realizador. Ello se traduce en secuencias y escenas espectaculares en las que se destacan, fundidos encadenados y planos detalle.

Parece que Reimi jugara con sus juguetes en todo el proceso fílmico; su cine combina lo naif y lo infantil. Le encantan también, los efectos visuales y el maquillaje. Agregado a esto, nada mejor que la música de Danny Elfman, colaborador habitual de Tim Burton, casualmente, otro creador de magia cinematográfica.  
Darkman cuenta con un muy eficaz y destacado reparto que reúne a Liam Neeson, Frances Mc Dormand, Robert G.  Durant y Colin Friels.    

En síntesis, un largometraje que hechiza con sus vibrantes escenas, las que impulsan muchas emociones. Ciertamente, un excelente ejercicio de autor de su realizador.
El hombre sin rostro debe ocultarse bajo una máscara hasta descubrir la fórmula que lo devuelva a la normalidad. Mientras tanto, adapta otras personalidades, representa a otros, en busca de la identidad que quizá, ha perdido para siempre. 


sábado, 31 de mayo de 2014

Donnie Brasco (EUA, 1997)


La historia se inicia en el momento en que un policía encubierto, rebautizado como Donnie Brasco, contacta con uno de los hombres de un grupo mafioso a fin de infiltrarse en su organización.

Donnie Brasco, con seguridad, pasará a ocupar privilegiado lugar en la historia del subgénero de gangsters. Magnífico filme que explora en las relaciones interpersonales entre miembros de una familia de este tipo. Sin embargo, la obra apunta también en dirección de grupos de familia en general.    

Empero, el peso del relato está en el vínculo entre Brasco (Johnny Depp) y “el Zurdo” (Al Pacino), un gatillero de la organización, un peón de la cosa nostra. En efecto, la amistad entre ambos es la pieza fundamental en el desarrollo de la trama. “El Zurdo” apadrina a Brasco y le enseña, guía y protege como un hijo, de tal forma surge un estrecho afecto y camaradería entre ellos. Ambos, representan al maestro y aprendiz, respectivamente. 

A diferencia de otras películas de su estilo, no es el retrato de un capo, de un líder, sino que se enfatiza la perspectiva de un hombre común, un jornalero del crimen. Una persona con virtudes y defectos, que sufre y goza, como cualquiera, que trabaja para mantener a su familia, pero sobre todo, que tiene anhelos y otros planes para su vida. Además, es un soñador que lleva una vida sin muchos logros ni reconocimiento de sus pares.   

Uno de los puntos de mayor eficacia está en el ritmo, pausado y cadencioso, que se une al ambiente nostálgico que de alguna manera fluye del personaje encomendado a Al Pacino. Estamos ante una obra melancólica tipo El padrino o Carlito’s way. Mike Newell, el director, maneja bien, el drama, el suspenso y la acción, pues esta obra posee de todo un poco, y, precisamente, en este equilibrio, reside su gran éxito.

Newell privilegia las relaciones entre los componentes de grupos. Se presentan diferentes clanes y sus características. Están entrelazados, aunque opuestos, la familia del policía, la del Zurdo, y las organizaciones policiales y mafiosas. A pesar de todo, siempre está presente la condición humana, característica del realizador. Ello se evidencia en el obsesivo trabajo de Brasco y los conflictos que ocasiona en su relación matrimonial, y también, los problemas económicos y de otra índole en el modesto hogar del Zurdo. Pero, no solo están las relaciones humanas, hay espacio para los disparos, la sangre, los asesinatos, la traición, elementos clásicos del subgénero.

Además, hay un interesante aporte, que presenta al grupo criminal como algo lejano a ese mundo idealizado, que los hace ver como un paraíso, donde no existen responsabilidades. 
 
Donnie Brasco, muestra un eficaz juego de apariencia. El investigador finge su identidad y, sin pretenderlo, termina envolviéndose en su propia telaraña. Como se escribió antes, la efectividad de la historia se haya en el suspenso, siempre presente en las acciones de Brasco, que logra una metamorfosis, tanto física  como sicológica. Aprende a lucir y comportarse como gangster.  

El tema de la dualidad de Brasco es clave, es el eje del drama y el suspenso. Una vez dentro, su amistad y fidelidad con el grupo es grande, está tan involucrado que no puede salir. Así como éste, el espectador se pregunta qué hará para escapar de la trampa en que se halla. Estas acciones permiten el lucimiento actoral de Johnny Depp y Al Pacino. Ambos, en entregas soberbias. Emocionales, sentimentales, nobles, leales, temperamentales, agresivos, rudos. Toda una gama interpretativa con subidas y declives.

Suma a la puesta en escena, un eficaz reparto, la magnífica ambientación de los setentas, tanto en los autos, el vestuario y otras indumentarias, y por supuesto, la música. 
 
Con inteligencia, Newell mantiene una saludable mesura. No se deja tentar por el melodrama ni por la adrenalina usual del subgénero, tampoco por el eterno conflicto entre el bien y el mal. Su interés apunta al quehacer del oficio gangsteríl; la familia como centro de una actividad en común, y, por supuesto, la amistad; entrañable y paradójico lazo entre el detective encubierto y el soldado de la mafia, quien, escrito sea de paso, encarna como nadie los “valores” y códigos de la misma.     
 
 

miércoles, 14 de mayo de 2014

Russell Crowe: guerrero del cine y la vida

Basta citar un puñado de títulos para comprender que se trata de un valioso actor, capaz de asumir los más variados roles. Russell Crowe tiene fama de díscolo y antipático en su vida personal y, quién sabe, quizá su forma de ser le sirve para encarnar a los heroicos, luchadores y medio atormentados personajes que le dieron fama.

Crowe nació el 7 de abril de 1964 en Wellington, Nueva Zelanda. Cuando tenía 4 años su familia se mudó a Australia, razón por la que se le atribuye  erróneamente nacionalidad australiana. Ingresó al National Institute for Dramatics Arts, de Sidney, pero dejó los estudios. Su primer rol en el cine fue en la película Prisoners of the sun. En 1991 fue galardonado con el premio Australian Film Institute por el largometraje Proof. Romper stomper (1993) y The sum of us (1994), fueron otras obras en las que impuso su talento.

Su éxito, sin embargo, se limitaba a Australia; eso cambió cuando Sharon Stone vio su participación en Romper stomper y decidió invitarlo a formar parte de Rápida y mortal (1995) de Sam Reimi. Su ingreso a Hollywood, no cabe duda, se lo debe a Stone, quien amenazó con abandonar la producción si no lo contrataban. 

Otro filme inicial en tierras norteamericanas fue Virtuosity (1995), obra de ciencia ficción en la que compartió pantalla con Denzel Washington. En Los Ángeles al desnudo (1997) de Curtis Hanson, atrajo las miradas del público y la crítica, adjudicándosele, atractivo y capacidad como intérprete, características que confirmó con El informante (1999) de Michael Mann, junto al gran Al Pacino. Por cierto, obtuvo su primera nominación al Óscar.

Gladiador (2000), de Ridley Scott, supuso su ingreso al estatus de estrella de cine. Ganó un Óscar por su notable performance y logró consolidarse como actor taquillero. Su vida como intérprete puede dividirse en dos: antes de Gladiador y después de Gladiador. Con ella, se convirtió en ídolo.

Al año siguiente, retornó con Una mente brillante (2001), en la que logró destacada participación, ganando el Globo de Oro. Estaba en racha, fue nominado al premio de la academia por tercera vez consecutiva, algo inusual. Previamente, había trabajado en Prueba de vida (2000) de Taylor Hackford, que no tuvo opiniones favorables de la crítica pero no deja de ser interesante de ver.

Capitán de mar y guerra: la costa más lejana del mundo (2003), de Peter Weir, supuso otro importante hito en su trayectoria. Luce toda su capacidad. El luchador (2005) de Ron Howard, resultó un buen reto. Un buen año (2006), marcó su regreso con Ridley Scott (Gladiador); y a su vez fue un cambio de su acostumbrado tipo de película, asumiendo roles románticos.

En 2007, en su tercera vez con Scott, co protagonizó con Denzel Washington, Gangster americano, notable filme. Ese mismo año, junto a Christian Bale, actuaron en una nueva versión de 3:10 to Yuma, un clásico del western.  
  
Los años siguientes apareció en Red de mentiras (2008) y La sombra del poder (2009), dos historias de suspenso e intriga vinculadas al espionaje y la política, respectivamente. En 2010, hizo Robin Hood (cuarta con Ridley Scott);  sobresaliente trama que se orientó en diferente dirección que sus antecesoras. En 2012 participó en Los Miserables, adaptación musical de la obra maestra de Víctor Hugo. Algunos se sorprendieron de verlo cantando, lo que es no es novedad, considerando que fundó una banda de rock a los 16 años; es decir, la música no es algo extraño para él. Con este largometraje consolidó su lugar de prestigio en la actuación, de paso mostró su conocida afinidad con las películas de época.

Sus más recientes filmes son El hombre de acero (2013), Cuento de invierno (2014) y Noé (2014).

Russell Crowe, es un caso emblemático de actor de carácter. Su talento deviene de su fuerza, intensidad, concentración y entrega interpretativa. Es importante por lo que sus personajes dicen, pero también por lo que omiten. Sabe componer muy bien sus creaciones, dándole un perfil humano y sicológico, notables.

Por eso, ha ganado el respeto de propios y extraños, convirtiéndose en uno de los mejores actores de su generación y sumándose también a la lista de los más destacados de todos los tiempos. De ello dan testimonio obras como: Los Ángeles al desnudo, El informante, Gladiador, Una mente brillante, Capitán de mar y guerra, Gangster americano, Robin Hood y Los miserables. Destaca igual en filmes de época como en los contemporáneos; casi siempre con el perfil de héroe y hombre probo que encaja en el estilo de la realización cinematográfica hollywoodense.  

No hay película en la que participe que no deje el sello Crowe. Su presencia es indesligable de sus filmes, pues es un actor que no pasa desapercibido en la pantalla, sea por presencia física, por inteligencia, o por ambos. Al igual que sus personajes, es un esforzados, sincero, valeroso y obstinado luchado, un guerrero del cine y de la vida.