jueves, 18 de diciembre de 2014

Marcianos al ataque (Mars attacks, EUA, 1996)

Los marcianos llegaron ya, y llegaron bailando el chachachá, repetía el estribillo de la canción de una película mexicana interpretada por el gran comediante Germán Valdez, mejor conocido como Tin-tan. Cientos de obras cinematográficas han mostrado a través de distintos géneros, perspectivas y estilos, la invasión de extraterrestres al planeta Tierra.  

El genial Tim Burton no pudo sustraerse a este tema y “jugar” con él a su modo. Marcianos al ataque es divertimento puro, con una efectiva dosis de sátira y humor negro. Parodia con soltura y gracia los filmes de catástrofe y apocalipsis.

En su filme anterior el realizador deleitó con su inspirada historia de Ed Wood, considerado el peor director estadounidense de todos los tiempos. Un director cuyo mérito, adelantándose a su época, fue el de fusionar géneros como el terror y la ciencia ficción. Con esta obra Burton ofrece una suerte de homenaje a Ed Wood e incluso lo reivindica.

Un aspecto a considerar es la combinación de personajes animados y reales (de carne y hueso); lo que por un lado constituye un desafío en realización pero también un detalle interesante para el espectador, aunque se sabe de la maestría del director en el terreno de la animación, donde se siente como pez en el agua.  

Empero, lo jocoso de la trama se encuentra en los personajes y situaciones que parodian los estereotipos y clichés de películas clásicas y/o emblemáticas.

Tiene un gran y vasto reparto; en ese sentido, es un desfile interminable de reconocidos actores como: Jack Nicholson (en doble rol), Glenn Close, Annette Bening, Michael J. Fox, Rod Steiger, Pierce Brosnan, Martin Short, Sarah Jessica Parker, Pam Grier, Danny De Vito, Natalie Portman, Lukas Haas, Jack Black, hasta Tom Jones. La mayoría en breves pero muy sabrosas intervenciones.

Lucen Jack Nicholson con sus roles de presidente y de ambicioso empresario; Annette Bening como ser espiritual y místico; Pierce Brosnan como científico; Rod Steiger como General; Martin Short como secretario del presidente; Sarah Jessica Parker como entrevistadora. 

Adicionalmente, los marcianos proponen su cuota de humor ya sea por  presencia física, acciones e ininteligible lenguaje. Además proporcionan  suspenso debido a sus sorpresivas reacciones. Son las estrellitas que iluminan el largometraje.   

Es innegablemente una película fuera de lo común, y eso la hace interesante al margen de si repite esquemas. El hecho de que sea una historia juguetona llena de cambios y ataques por doquier le da una atrayente personalidad particular, la misma que el director le imprime a sus proyectos.

Destacamos la estupenda música incidental y la banda sonora; también es pertinente poner de relieve el uso de la animación y efectos visuales, siempre al servicio de la trama, evitando lo empalagoso y el efectismo gratuito.    

A pesar de su ciudadanía Burton, como otros (Eastwood, Scorsese, Allen, Tarantino, los Coen, etc.), no forma parte del conglomerado tradicional de Hollywood en el que se fabrican productos en serie y con similares características. Gracias a ellos el cine norteamericano ofrece otras propuestas de interés para un público ávido por la diversidad.

En este eficiente ejercicio de autor destaca la puesta en escena, el argumento, la dirección, las actuaciones, la música, la animación y los efectos visuales. Todo al servicio de una joyita de “serie B”.   






domingo, 9 de noviembre de 2014

El protegido (Unbreakable, EUA, 2000)

M. Night Shyamalan es de los directores que procura mantener curioso y pensativo al espectador. Del mismo modo, le gusta sorprender con sus historias y detalles durante y al final de la obra. Elementos afines de su filmografía son los relatos que involucran a los seres humanos en situaciones atípicas y paranormales. Ello, en medio de una atmósfera particular en la que los personajes luchan contra lo adverso y el miedo.


Otra característica de su propuesta son las dudas e interrogantes de los protagonistas, que se auto cuestionan y también buscan su lugar en el mundo. En esa ruta El protegido es un filme de descubrimiento personal vinculado a las habilidades, poderes y dones.

Además es un homenaje a las historietas y los superhéroes. Se sabe que el discurso habitual de Hollywood y la cultura norteamericana están basados en la figura del héroe, y como una ampliación de este universo realista aparecen los superhéroes, seres de ficción de categoría mitológica. 

La obra se dirige en esta dirección; empero, no es el relato clásico de acción trepidante, desenfrenado, pleno de efectos visuales. Por el contrario, tiene un ritmo pausado, cadencioso. Es un thriller combinado con drama, una historia que se concentra en los personajes: David Dunn (Bruce Willis) y Elijah Price (Samuel Jackson), y sus respectivos quehaceres, sicologías y vinculación personal. De esta, precisamente, aparece el nexo dramático de la trama; surgen emociones, intrigas y el suspenso del que está dotado el filme, factores que le dan sustento y sumo interés al conjunto.

Desde el inicio hay una intriga latente y conforme se desarrollan las acciones se van atando los cabos sueltos que el realizador presenta, fiel a su estilo. Pero más allá de la trama, los personajes y el ritmo, también trasciende la estética; a través de la ambientación, el vestuario, los colores y angulaciones de la cámara. La atmósfera es indudable protagonista de la obra y contribuye a redondear la propuesta, lo que confirma que se trata de un filme estimulante para la vista, el sentimiento y el pensamiento.    

Gestores fundamentales de este largometraje son los actores: Bruce Willis y Samuel Jackson, quienes con su experiencia y talento contribuyen al realismo y verosimilitud de los sucesos. Ambos, además de los diálogos, lucen por sus gestos y se destacan tanto por lo que dicen como por lo que omiten.

Willis demuestra que es igual de eficaz que en sus típicos roles de películas de acción. Logra componer un personaje mundano: con conflictos personales, introvertido, dubitativo y auto controlado. Lo de Jackson es la confirmación de que se trata de un valioso actor, capaz de lograr todo tipo de personajes a los que le suma casi siempre su cuota de carácter, inteligencia y personalidad.   

El protegido resulta muy interesante para los que, por un lado, gustan del suspenso, y por el otro, para aquellos que admiran y valoran las historietas. Está claro que es un cómic realista, si cabe el término. Quizá no específicamente por la forma sino por el fondo. Igual, hay muchas referencias a este arte (directa e indirectamente). Es un esfuerzo muy bien logrado del director y sus colaboradores. En este caso, tiene la apariencia de un primer capítulo, aquel que revela siempre de qué manera y cómo surge la figura del superhéroe. Otro punto a destacar es su originalidad puesto que no se basa en un personaje preexistente.

¿Se trata de la mejor obra de Shyamalan? Eso, además de ser subjetivo, no se sabe. Todo depende de las preferencias del espectador. Lo que si es cierto es que el director es muy eficaz y un experto en el manejo de la intriga y el suspenso, lo que pone de manifiesto en este magnífico largometraje


jueves, 24 de julio de 2014

Darkman, el hombre sin rostro (Darkman, EUA, 1990)

Darkman, cuyo argumento surgió de la historieta del mismo nombre, no es como podría asumirse, pura pirotecnia. Sam Reimi, el director, combina con mano firme el suspenso, la fantasía, los efectos visuales, el drama, el romance, la acción trepidante, y los amalgama en una obra con pasajes notables.


A pesar de la estructura clásica y su orientación comercial, puede dar una idea engañosa de ser un clásico filme de entretenimiento de Hollywood. Si bien es cierto, es la primera incursión de Raimi en el sistema establecido, las diferencias de estilo y tratamiento, son evidentes. Es un buen ejemplo de cine de entretenimiento combinado con el de autor, el mismo que encaja con el estilo del realizador. El es un autor en todo el sentido de la palabra.

El hilo conductor de la trama es la venganza. Su personaje principal es un científico (Peyton Westlake), que investiga un método de reconstrucción de piel. El es atacado y desfigurado por sus agresores, lo que da pie al desarrollo del conflicto. En ese sentido, surgen los temas de la identidad y la duplicidad, los que se exponen con sorpresa y eficacia. También se plantea la idea del fenómeno, el monstruo, la anormalidad, el rechazo y la exclusión social por estas causas. Es un filme con innegables implicancias sicológicas.
 
Uno de los valores indudables del largometraje, es que Reimi logra mucho con pocos recursos, dado su ingenio y creatividad. Es una excelente muestra de su capacidad y maestría. Con sus condimentos usuales de humor, sátira, acción, suspenso y fantasía, como se ha escrito, logra encandilar al espectador.

Westlake lucha por volver a su estado original, pero como se deduce, encuentra dificultades en el camino. Su vida cambia para siempre al despojársele de su rostro (esencia del ser), pero más que el cambio exterior interesa el cambio interior. Lucha contra sus rivales pero también con sí mismo. Por si fuera poco, la situación le genera mucho dolor e inconvenientes con el amor de su vida.

Estos tópicos son parte fundamental del argumento en el que también sobresale el personaje, un fantasma en el que anidan el dolor, el rencor, el odio y la revancha. Todo esto, en medio de un eficaz ritmo y atmósfera. Persecuciones, malentendidos, confusiones, intrigas, disparos y bombas hacen más interesante la propuesta. Es notable el vigor narrativo y expresivo, la dirección artística y actoral, inherentes al realizador. Ello se traduce en secuencias y escenas espectaculares en las que se destacan, fundidos encadenados y planos detalle.

Parece que Reimi jugara con sus juguetes en todo el proceso fílmico; su cine combina lo naif y lo infantil. Le encantan también, los efectos visuales y el maquillaje. Agregado a esto, nada mejor que la música de Danny Elfman, colaborador habitual de Tim Burton, casualmente, otro creador de magia cinematográfica.  
Darkman cuenta con un muy eficaz y destacado reparto que reúne a Liam Neeson, Frances Mc Dormand, Robert G.  Durant y Colin Friels.    

En síntesis, un largometraje que hechiza con sus vibrantes escenas, las que impulsan muchas emociones. Ciertamente, un excelente ejercicio de autor de su realizador.
El hombre sin rostro debe ocultarse bajo una máscara hasta descubrir la fórmula que lo devuelva a la normalidad. Mientras tanto, adapta otras personalidades, representa a otros, en busca de la identidad que quizá, ha perdido para siempre. 


sábado, 31 de mayo de 2014

Donnie Brasco (EUA, 1997)


La historia se inicia en el momento en que un policía encubierto, rebautizado como Donnie Brasco, contacta con uno de los hombres de un grupo mafioso a fin de infiltrarse en su organización.

Donnie Brasco, con seguridad, pasará a ocupar privilegiado lugar en la historia del subgénero de gangsters. Magnífico filme que explora en las relaciones interpersonales entre miembros de una familia de este tipo. Sin embargo, la obra apunta también en dirección de grupos de familia en general.    

Empero, el peso del relato está en el vínculo entre Brasco (Johnny Depp) y “el Zurdo” (Al Pacino), un gatillero de la organización, un peón de la cosa nostra. En efecto, la amistad entre ambos es la pieza fundamental en el desarrollo de la trama. “El Zurdo” apadrina a Brasco y le enseña, guía y protege como un hijo, de tal forma surge un estrecho afecto y camaradería entre ellos. Ambos, representan al maestro y aprendiz, respectivamente. 

A diferencia de otras películas de su estilo, no es el retrato de un capo, de un líder, sino que se enfatiza la perspectiva de un hombre común, un jornalero del crimen. Una persona con virtudes y defectos, que sufre y goza, como cualquiera, que trabaja para mantener a su familia, pero sobre todo, que tiene anhelos y otros planes para su vida. Además, es un soñador que lleva una vida sin muchos logros ni reconocimiento de sus pares.   

Uno de los puntos de mayor eficacia está en el ritmo, pausado y cadencioso, que se une al ambiente nostálgico que de alguna manera fluye del personaje encomendado a Al Pacino. Estamos ante una obra melancólica tipo El padrino o Carlito’s way. Mike Newell, el director, maneja bien, el drama, el suspenso y la acción, pues esta obra posee de todo un poco, y, precisamente, en este equilibrio, reside su gran éxito.

Newell privilegia las relaciones entre los componentes de grupos. Se presentan diferentes clanes y sus características. Están entrelazados, aunque opuestos, la familia del policía, la del Zurdo, y las organizaciones policiales y mafiosas. A pesar de todo, siempre está presente la condición humana, característica del realizador. Ello se evidencia en el obsesivo trabajo de Brasco y los conflictos que ocasiona en su relación matrimonial, y también, los problemas económicos y de otra índole en el modesto hogar del Zurdo. Pero, no solo están las relaciones humanas, hay espacio para los disparos, la sangre, los asesinatos, la traición, elementos clásicos del subgénero.

Además, hay un interesante aporte, que presenta al grupo criminal como algo lejano a ese mundo idealizado, que los hace ver como un paraíso, donde no existen responsabilidades. 
 
Donnie Brasco, muestra un eficaz juego de apariencia. El investigador finge su identidad y, sin pretenderlo, termina envolviéndose en su propia telaraña. Como se escribió antes, la efectividad de la historia se haya en el suspenso, siempre presente en las acciones de Brasco, que logra una metamorfosis, tanto física  como sicológica. Aprende a lucir y comportarse como gangster.  

El tema de la dualidad de Brasco es clave, es el eje del drama y el suspenso. Una vez dentro, su amistad y fidelidad con el grupo es grande, está tan involucrado que no puede salir. Así como éste, el espectador se pregunta qué hará para escapar de la trampa en que se halla. Estas acciones permiten el lucimiento actoral de Johnny Depp y Al Pacino. Ambos, en entregas soberbias. Emocionales, sentimentales, nobles, leales, temperamentales, agresivos, rudos. Toda una gama interpretativa con subidas y declives.

Suma a la puesta en escena, un eficaz reparto, la magnífica ambientación de los setentas, tanto en los autos, el vestuario y otras indumentarias, y por supuesto, la música. 
 
Con inteligencia, Newell mantiene una saludable mesura. No se deja tentar por el melodrama ni por la adrenalina usual del subgénero, tampoco por el eterno conflicto entre el bien y el mal. Su interés apunta al quehacer del oficio gangsteríl; la familia como centro de una actividad en común, y, por supuesto, la amistad; entrañable y paradójico lazo entre el detective encubierto y el soldado de la mafia, quien, escrito sea de paso, encarna como nadie los “valores” y códigos de la misma.     
 
 

miércoles, 14 de mayo de 2014

Russell Crowe: guerrero del cine y la vida

Basta citar un puñado de títulos para comprender que se trata de un valioso actor, capaz de asumir los más variados roles. Russell Crowe tiene fama de díscolo y antipático en su vida personal y, quién sabe, quizá su forma de ser le sirve para encarnar a los heroicos, luchadores y medio atormentados personajes que le dieron fama.

Crowe nació el 7 de abril de 1964 en Wellington, Nueva Zelanda. Cuando tenía 4 años su familia se mudó a Australia, razón por la que se le atribuye  erróneamente nacionalidad australiana. Ingresó al National Institute for Dramatics Arts, de Sidney, pero dejó los estudios. Su primer rol en el cine fue en la película Prisoners of the sun. En 1991 fue galardonado con el premio Australian Film Institute por el largometraje Proof. Romper stomper (1993) y The sum of us (1994), fueron otras obras en las que impuso su talento.

Su éxito, sin embargo, se limitaba a Australia; eso cambió cuando Sharon Stone vio su participación en Romper stomper y decidió invitarlo a formar parte de Rápida y mortal (1995) de Sam Reimi. Su ingreso a Hollywood, no cabe duda, se lo debe a Stone, quien amenazó con abandonar la producción si no lo contrataban. 

Otro filme inicial en tierras norteamericanas fue Virtuosity (1995), obra de ciencia ficción en la que compartió pantalla con Denzel Washington. En Los Ángeles al desnudo (1997) de Curtis Hanson, atrajo las miradas del público y la crítica, adjudicándosele, atractivo y capacidad como intérprete, características que confirmó con El informante (1999) de Michael Mann, junto al gran Al Pacino. Por cierto, obtuvo su primera nominación al Óscar.

Gladiador (2000), de Ridley Scott, supuso su ingreso al estatus de estrella de cine. Ganó un Óscar por su notable performance y logró consolidarse como actor taquillero. Su vida como intérprete puede dividirse en dos: antes de Gladiador y después de Gladiador. Con ella, se convirtió en ídolo.

Al año siguiente, retornó con Una mente brillante (2001), en la que logró destacada participación, ganando el Globo de Oro. Estaba en racha, fue nominado al premio de la academia por tercera vez consecutiva, algo inusual. Previamente, había trabajado en Prueba de vida (2000) de Taylor Hackford, que no tuvo opiniones favorables de la crítica pero no deja de ser interesante de ver.

Capitán de mar y guerra: la costa más lejana del mundo (2003), de Peter Weir, supuso otro importante hito en su trayectoria. Luce toda su capacidad. El luchador (2005) de Ron Howard, resultó un buen reto. Un buen año (2006), marcó su regreso con Ridley Scott (Gladiador); y a su vez fue un cambio de su acostumbrado tipo de película, asumiendo roles románticos.

En 2007, en su tercera vez con Scott, co protagonizó con Denzel Washington, Gangster americano, notable filme. Ese mismo año, junto a Christian Bale, actuaron en una nueva versión de 3:10 to Yuma, un clásico del western.  
  
Los años siguientes apareció en Red de mentiras (2008) y La sombra del poder (2009), dos historias de suspenso e intriga vinculadas al espionaje y la política, respectivamente. En 2010, hizo Robin Hood (cuarta con Ridley Scott);  sobresaliente trama que se orientó en diferente dirección que sus antecesoras. En 2012 participó en Los Miserables, adaptación musical de la obra maestra de Víctor Hugo. Algunos se sorprendieron de verlo cantando, lo que es no es novedad, considerando que fundó una banda de rock a los 16 años; es decir, la música no es algo extraño para él. Con este largometraje consolidó su lugar de prestigio en la actuación, de paso mostró su conocida afinidad con las películas de época.

Sus más recientes filmes son El hombre de acero (2013), Cuento de invierno (2014) y Noé (2014).

Russell Crowe, es un caso emblemático de actor de carácter. Su talento deviene de su fuerza, intensidad, concentración y entrega interpretativa. Es importante por lo que sus personajes dicen, pero también por lo que omiten. Sabe componer muy bien sus creaciones, dándole un perfil humano y sicológico, notables.

Por eso, ha ganado el respeto de propios y extraños, convirtiéndose en uno de los mejores actores de su generación y sumándose también a la lista de los más destacados de todos los tiempos. De ello dan testimonio obras como: Los Ángeles al desnudo, El informante, Gladiador, Una mente brillante, Capitán de mar y guerra, Gangster americano, Robin Hood y Los miserables. Destaca igual en filmes de época como en los contemporáneos; casi siempre con el perfil de héroe y hombre probo que encaja en el estilo de la realización cinematográfica hollywoodense.  

No hay película en la que participe que no deje el sello Crowe. Su presencia es indesligable de sus filmes, pues es un actor que no pasa desapercibido en la pantalla, sea por presencia física, por inteligencia, o por ambos. Al igual que sus personajes, es un esforzados, sincero, valeroso y obstinado luchado, un guerrero del cine y de la vida. 







jueves, 27 de febrero de 2014

El ladrón de orquídeas (Adaptation, EUA, 2002)

Ejercicio lúdico del director Spike Jonze, que impresionó a la crítica con ¿Quieres ser John Malkovich? (1999). Este largometraje consiste en la ardua lucha y tortura que implica para su autor la adaptación de un libro para transformarlo en guion.

Cabe resaltar que la historia combina realidad (personas y hechos reales) con situaciones irreales (ficción). En tal sentido, son interpretados: John Laroche, cazador obsesivo de orquídeas; Susan Orlean, periodista y escritora de New York; Charlie Kaufman, guionista; y su hermano gemelo Donald (también guionista).

La dupla Jonze - Kaufman, se junta como en: ¿Quieres ser John Malkovich? y logran excelente, fantástico y original filme. Ladrón de orquídeas es narrada como un contrapunto de historias, acciones y personalidades, que se presentan a través de diferentes perspectivas y tiempos. El largometraje es rico en retrospectivas y saltos para adelante. 

El eje de la obra es Charlie Kaufman, talentoso pero inseguro guionista. Un hombre que piensa en exceso, que es ansioso, obsesivo, gordo, calvo y feo, como suele describirse. Por añadidura, está en conflicto consigo mismo y no encuentra el rumbo de su vida. La intensa personalidad de Charlie nos introduce en su rico e imaginario mundo interior y su torturada psiquis. Estas situaciones, a la vez que resultan dramáticas, causan hilaridad. Surgen en off sus ideas, confusiones, miedos y fobias.

La aparición de su hermano gemelo Donald, físicamente muy parecido, pero de carácter y personalidad opuesta, enriquece la trama dotándola de cambios y complicaciones. Esta paradoja es una sátira de Jonze y Kaufman. Rivalizan dos estilos y temperamentos que se oponen y quizá se atraen. El argumento se mofa haciendo un paralelo de formas de realización cinematográfica, contrapone el filme de autor con el cine comercial.
 
Hay que resaltar el extraordinario guion de Charlie y Donald Kaufman, prolífico de buenas ideas, ingenio, frases y una saltarina estructura. Todo es posible en una realidad en la que se mezcla una historia dentro de otra. Los argumentos de los hermanos dentro del filme se fusionan y convergen en una sola trama.

La idea fuerza del filme, además de la complejidad de la escritura, es la obsesión. Los personajes están comprometidos con sus profesiones y oficios. El máximo exponente es Laroche, el coleccionista de orquídeas, quien le comenta a Orlean acerca de sus anteriores aficiones. Incluso ella, al entrevistarlo, se pregunta en su libro cómo será sentir esa pasión excluyente por algo. Definitivamente, es una obra de personajes, por los ricos matices que cada uno aporta.

La actividad cinematográfica aparece en algunos momentos, sobre todo en el proceso de rodaje. Se incluyen algunas escenas con los actores de la obra anterior de Jonze, lo que constituye una grata sorpresa para sus seguidores. Sobre el particular, hay que puntualizar lo siguiente: existe en la filmografía del realizador una tendencia hacia el juego, entendiéndose éste como imaginería, inventiva, inspiración y creatividad, pero también como aspectos fantásticos y temas fuera de lo común.

Jonze es un autor en todo el sentido de la palabra, lo que hace atractiva e interesante su propuesta fílmica; por ello, Ladrón de orquídeas, es acerca del juego de la creación artística y también de la existencia humana, pues así es como percibe (probablemente) y proyecta su obra. Como un dios, juega con personajes y sus vidas, los entremezcla entre lo real y lo irreal, de paso le adiciona un perfil medio filosófico. Esto se percibe en el filme.

En la parte final la trama parece desbordarse, salirse de control; sin embargo, no es un hecho gratuito, es la aparición de la historia comercial, efectista, con persecuciones, disparos y muerte. En la primera parte de la película prevalece “el argumento” de Charlie; en cambio, en el final (suerte de tercer acto) hay un giro hacia el estilo de escritura del otro hermano (Donald).

Adicionalmente, recordemos que, en una conversación, el profesor de guion le aconseja a Charlie que lo importante es el final.


Nicolas Cage está espectacular en su doble rol. Simplemente, genial. Del mismo modo Chris Cooper se luce como actor secundario, interpretación por la que logró con justicia el Oscar del año (2002). Meryl Streep, es la tercera “pata” de la que se sostiene el soberbio nivel actoral, y como siempre, ofrece una exquisita participación.

Éste es un filme diferente, gratamente recomendable. Hace reflexionar, reír y además sensibiliza. Entretiene, estremece, sorprende y conmueve. Jonze, convence con su original propuesta, a la vez que demuestra que el cine independiente es interesante y vigoroso como el circuito comercial. 

viernes, 3 de enero de 2014

Aristóteles Picho: estrella eterna del cine peruano

In memoriam

En un medio como el nuestro en que el cine es una actividad titánica y heroica, sobresalir como actor no es nada fácil, menos si las posibilidades de participar son esporádicas y escasas. Sin embargo, Aristóteles Picho, artista local con nombre de filósofo griego, se hizo notar y dejó inolvidables y extraordinarios personajes en las cintas en las que intervino.
 
Cómo olvidar su aparición en la ahora clásica: La ciudad y los perros (1985) de Francisco Lombardi. En ella debutaron jóvenes actores que darían que hablar no solo en el sétimo arte sino en teatro y televisión. Tal fue el caso del novel Picho.
 
En 1988 trabajó en otra importante película de Lombardi: La boca del lobo, considerada por muchos de las mejores del cine peruano. Su rol fue el de un soldado de pelotón pero dejó su sello.
 
Su siguiente incursión sería en el tercer largometraje de Alberto Durant: Alias La Gringa (1991). Aunque su personaje fue esquemático, sacó adelante el rol de terrorista en prisión. En 1992 repetiría el papel de militar en La vida es una sola de Marianne Eyde.
 
En Reportaje a la muerte (1993) de Danny Gavidia, encarnaría a uno de los tristemente célebres presos que se amotinaron y tomaron rehenes en el penal El Sexto. Supo sacarle partido al personaje a pesar de su débil perfil. Lo cierto es que no pasó desapercibido. Un maldito dispuesto a todo.
 
Lo mejor de Picho en el cine peruano está en sus últimos largometrajes: Pantaleón y las visitadoras (1999), tercer filme con Lombardi, en el que compuso fabuloso personaje (El Sinchi) por el que será recordado y apreciado en toda su magnitud.
 
En Bala perdida (2001) de Aldo Salvini, entrega una pequeña pero notable actuación de un depravado brichero. Cabe destacar que Salvini fue el director que ofreció roles diferentes a Picho. Quizá el único (junto a Lombardi) que supo ver su talento de intérprete, el mismo que los uniría en el fabuloso cortometraje: El gran viaje del capitán Neptuno.
 
Coronando su dilatada trayectoria tuvo la oportunidad de estar en el filme hollywoodense: Prueba de vida (2000) del reconocido Taylor Hackford, en el que compartió un pequeño papel y diálogos con los famosos Russell Crowe y Meg Ryan.
 
Picho irrumpió en el cine a mitad de la década de los ochenta y culminó a inicios del siglo XXI. Es verdad que el conjunto de su obra en cine ni es vasta ni rica en matices; de hecho, lo mejor de su profesión lo realizó en el teatro; pero hay que evaluar su desempeño en base a la realidad de la producción local, endeble en calidad y cantidad por factores que no vienen a cuento puntualizar.
 
Pese a lo explicado logró sobresalir, lo que da cuenta de su gran talento; inclusive tiene mayor mérito del que se le reconoce, pues se desempeñó como actor secundario o de reparto. Nunca vieron su potencial (o simplemente no se dio, exceptuando a Salvini) para el protagónico. En la mayoría de casos le dieron papeles de soldado, terrorista y delincuente, lo que, comprensible hasta cierto punto, significa encasillamiento y falta de imaginación para otros roles al margen de su apariencia física.  
 
No obstante, su imagen se hizo habitual en el cine peruano, lo que le granjeó reconocimiento de crítica, popularidad y empatía con el público. Bien se puede enfatizar que logró una presencia de la que pocos pueden ufanarse. Tal como Orlando Sacha, Gustavo Bueno, Diego Bertie y Melania Urbina, por citar ejemplos de figuras icónicas.  
 
Picho supo sacar lo mejor de sí y tuvo un elemento adicional, ese algo más para un actor de la pantalla grande: gancho, carisma. Ese imán que hace a los espectadores fijar su mirada y quedarse atrapado con diálogos y acciones del personaje. Lo bueno del universo audiovisual es que podremos comprobarlo una y otra vez. Mil gracias Aristóteles Picho, actor comprometido con el arte y estrella eterna en el firmamento del cine peruano. Descansa en paz.