miércoles, 26 de diciembre de 2012

Actores al servicio de Bond


En la última entrega planteamos que cada actor le había aportado algunas características al personaje. En tal sentido, es pertinente recordar quienes le dieron vida a Bond. Algunos hablan de 6 actores, cuando en realidad son 7.

Probablemente, Barry Nelson no sea conocido. Es probable que no figure en las listas de actores Bond y a algunos les parezca un advenedizo. Pero no es justo si se considera que fue el primer 007.  Quizá el único norteamericano que lo interprete. Nelson apareció en 1954 en una serie televisiva cuyo episodio se tituló: Casino Royale.

En contraparte del primero de la lista, Sean Connery es el más respetado y querido actor Bond, encarnación real del personaje literario imaginado por Fleming. El Bond por antonomasia. Es el favorito y proclamado como el mejor. Nadie ha podido superarlo, opinan los conocedores. Participó en 7 películas. Por si fuera poco fue el intérprete de la primera en la pantalla grande: Dr. No (1962).

Otro nombre poco recordado es el de George Lazenby, australiano que logró un jugoso contrato para actuar en 7 películas. Sin embargo, su única película no obtuvo el reconocimiento necesario y fue dado de baja. No obstante, la obra que protagonizó: Al servicio secreto de su Majestad (1969), es recordada por ser la única en la que Bond contrajo matrimonio.

Roger Moore fue un respetable y digno Bond; estuvo en 7 producciones, muchas de ellas de gran éxito. Se dice que su rol televisivo como El Santo lo catapultó a ser elegido en reemplazo de Connery. Actuó en las hoy clásicas: El hombre del revólver de oro (1974), La espía que me amó (1977), y Solo para tus ojos (1981).              

No tuvo el éxito esperado. Timothy Dalton llegó para cubrir el espacio que Pierce Brosnan no pudo tomar. Pero, al margen, no tuvo el carisma necesario para conectarse con el público. Empero toda la responsabilidad no fue de Dalton, los argumentos tampoco resultaron atractivos. Hizo 2 películas: Su nombre es peligro (1987) y Con licencia para matar (1989).
  
Pierce Brosnan fue el responsable de devolverle a Bond el éxito y brillo perdido. Sus filmes superaron las taquillas de sus predecesores en un momento en el que la franquicia desfallecía. En parte por la ausencia de un 007 ideal, el final de la Guerra Fría y argumentos mediocres. Interpretó al mítico personaje en 4 espectaculares entregas: Goldeneye (1995), El mañana nunca muere (1997), El mundo no basta (1999) y Otro día para morir (2002).   

Cuando Brosnan anunció su retiro, no pocos pensaron que era el final del agente secreto en la pantalla grande pero fue un error suponerlo, Daniel Craig, resistido al principio, resultó un buen sucesor que ha impuesto sus características actorales y físicas. Lleva 3 largometrajes como el espía seductor: Casino Royale (2006), Quantum of solace (2008) y la más reciente entrega Skyfall (2012).

De lo escrito líneas arriba se puede concluir que Sean Connery fue el responsable de definir los patrones principales del personaje: varonil, atlético, elegante, seductor con las mujeres, con una envidiable seguridad en sí mismo y sentido del humor.

Sin embargo, otros actores le otorgaron su sello. Por ejemplo, Roger Moore mantuvo esas características pero le adicionó mayor humor. Las películas que el encarnó tienen mayor dosis de sátira que las anteriores, además de mayores elementos fantásticos, algunos casi inverosímiles; espectacularidad y efectos especiales.  

Al parecer, la caída del muro de Berlín, el final de la Guerra Fría, hicieron que los argumentos decayeran; esto, sumado a la falta de carisma de Timothy Dalton hizo languidecer la propuesta Bond. Otro yerro estuvo en la pretensión de retorno a las fuentes, es decir, aproximarse al espíritu de las primeras obras, sin tomar en cuenta que la época cambió.   

Cuando aparece Pierce Brosnan, se renuevan los argumentos y se retorna a la espectacularidad de los efectos especiales. Se puede decir que Brosnan tuvo éxito en parte por las razones esgrimidas pero también por su personalidad. El, sin querer compararlo, es una inteligente combinación entre Connery y Moore, tiene presencia y elegancia pero también chispa y simpatía. Es el equilibrio perfecto.

Daniel Craig, el reciente Bond, aunque ha anunciado su retiro de la saga, es lo que se llama: un duro. Posee todas las características del 007 pero sobresale por su potencia física. Está más cerca del estilo Connery. No pretende ser agradable, es serio y determinado. Hombre de pocas palabras y de acción. Es diferente a sus antecesores, pero da la talla. Ha logrado imponer su Bond y eso lo hace exitoso. Por otro lado, es un actor que sin necesidad de ser camaleónico, alterna  sin ningún problema y con igual efectividad al espía con otros roles. Craig es inteligente y no permite que lo encasillen.
   
¿Quién será el próximo Bond? Nadie lo sabe. Lo único factible es que el agente 007 continúe participando en la saga más longeva y exitosa del mundo. La propia historia garantiza que ningún actor es imprescindible. Hace rato que el personaje con licencia para matar derrotó a todo: su autor, el tiempo, la Guerra Fría y, algunos actores.  

lunes, 3 de diciembre de 2012

James Bond: el hombre perfecto

James Bond es un personaje de antología, de eso no cabe duda. Lo bueno es que los años no pasan por él, es inmortal. Pertenece ahora a la galería de los grandes personajes de ficción; su fama es literaria, cinematográfica y… humana. Tanto, que se habla de él como si fuera de carne y hueso.  

Inicia sus actividades de espía durante la Guerra Fría, aquel momento de la historia en que el mundo se rige por dos poderosos países: EUA y la URSS, que están siempre al borde de la guerra nuclear.  

Tiene dos perfiles: por un lado es amante de la buena vida y los placeres que depara. Es adinerado, ama a las mujeres y las mujeres lo aman; es deportista, le fascinan los casinos, la buena ropa, los autos, el licor, la comida. Es un hombre elegante, refinado y culto. Su bebida favorita es el Martini seco con Vodka y cáscara de limón (batido no agitado); adora el caviar Royal Beluga con tostadas.

Por otro lado es 007, agente con licencia para matar; comandante del Servicio Secreto Británico. Gran atleta y luchador; conoce de artes marciales, destaca en el judo. Además es experto en armas de fuego.

De esta combinación nace un seductor caballero inglés que a la par de inmiscuirse con éxito como espía y salir airoso en sus misiones, posee el encanto y magnetismo para rodearse de las más hermosas mujeres.

Así es Bond; proyección de lo que cualquier varón en su fuero interno anhela: imán con las mujeres, viudo y libre para hacer lo que le plazca. Un amante de la buena vida con la solvencia económica para comprar lo que quiera. Inteligente, astuto, aventurero, fuerte, muy atractivo, divertido, cínico, bromista. En suma, un exitoso hombre de mundo. La perfección hecha hombre.

Esta es la razón del triunfo de Bond en la pantalla grande. Un espejo en el que miles se miran, muchos emulan y otros secretamente envidian. Quien no ha jugado con aquella famosa presentación: “mi nombre es Bond, James Bond”. Acaso soñando con transformarse en este con el solo hecho de repetir la frase.   

Con el paso de los años el personaje se ha convertido en referente de moda y buen gusto, tanto, que sus intérpretes promocionan productos de lujo. Son muy bien remunerados y sobretodo, recordados como Bond, algo que no tiene precio y está vinculado con la fama mundial con millones de admiradores y… admiradoras.    
 
Un hecho interesante es que cada actor le ha aportado al personaje su personalidad, sin dejar las características inherentes al original, pero esa es otra historia…


viernes, 16 de noviembre de 2012

Ian Fleming: genio creador de Bond

En octubre de 1962 se estrenó la primera película de James Bond. La saga más larga en la historia del cine cumple 50 años. James Bond está de fiesta con su acostumbrada elegancia y rodeado de las más hermosas mujeres del planeta.

 A menudo se comenta acerca de los actores que encarnaron a Bond, de los directores que realizaron las obras de 007. Sin embargo, en este momento de homenaje, bien vale la pena recordar a su máximo responsable y creador: Ian Fleming.

Ian Fleming (1908-1964) nació el 28 de Mayo en Londres; fue heredero de una ilustre familia de banqueros. Estudió sicología y ejerció el periodismo como corresponsal de Reuter en Moscú; luego fue reclutado por la Armada Naval Británica como asistente. Años después, llegada la Segunda Guerra Mundial,  fue ayudante del director de Inteligencia Naval con el cargo de Comandante.

Concluida la guerra, ya en los cincuentas, Fleming decidió refugiarse en su propiedad en Jamaica y se dedicó a escribir. Se sabe que hizo 12 novelas además de ocho relatos cortos. Su primer libro fue Casino royal (1954), y fue bien recibido, tanto que se realizó una adaptación televisiva.

A partir de este hecho quiso llevar a la pantalla grande su creación pero no lo consiguió. Tras muchos intentos infructuosos, el novelista cede los derechos (1961) de su obra a los productores Albert R. Broccoli y Harry Saltzman, quienes inician la saga en 1962 con Dr. No. Fleming sólo viviría para ver tres películas, ya que falleció en 1964. No obstante, su legado e inmortalidad estaban asegurados.

Como a menudo ocurre con la creatividad, Bond es un alter ego de Fleming, o escrito de otro modo Fleming es Bond. La semilla del personaje surge de las vivencias del autor como espía, en una versión idealizada aunque muy cercana a lo que él era.

Fue amante de la aventura, deportista, culto, refinado, elegante. Aficionado a los autos deportivos, el alcohol y las mujeres. Toda esta mezcla resultaría en un legendario personaje inspirado en él. Sin duda.


 
Fleming fue el genio tras Bond. Combinó acción, ciencia ficción, suspenso, sexo y violencia en sus novelas; acertó con el 007, su capacidad de seducción, valor,  inteligencia, elegancia y buen humor. Ideó el “hombre perfecto”, algo que solo se puede lograr en la ficción.
 
Bond cumple sus primeros 50 años en la pantalla grande más joven y vital que nunca. Un personaje entrañable que no envejecerá jamás, gracias al talento e imaginación de un caballero llamado Ian Fleming.

 


miércoles, 31 de octubre de 2012

In memoriam


Tony Scott: director de acción y de culto


Tony Scott fue opacado, hasta cierto punto, por su hermano Ridley. Era un buen realizador aunque no tan admirado, pero haciendo un balance dejó muy buenas películas. En algunos casos, no existe una estrecha vinculación de su nombre con sus largometrajes, pero si se revisa su filmografía uno se percata que ha visto muchas de sus obras, y más aún, las ha disfrutado.

Como es de conocimiento de la comunidad cinéfila, Tony Scott se suicidó en Los Ángeles en Agosto de este año, según se afirma, al padecer una enfermedad incurable en el cerebro. Tenía 68 años.

Anthony Scott nació el 21 de Julio de 1944 en un poblado al norte de Inglaterra y estudió Arte. Trabajó con su hermano en la compañía productora de comerciales: Ridley Scott Associates (RSA). Allí adquirió amplia experiencia en el lenguaje audiovisual, dirigiendo comerciales de televisión. Luego, toma el ejemplo de su hermano y otros realizadores y se convierte en director de cine.

Al principio, dada su formación académica, quiso ser realizador de obras de autor, pero la falta de oportunidades y la oferta para dirigir Top Gun (1986) de parte de los productores Don Simpson y Jerry Bruckheimer, cambió sus pretensiones, dándole un giro a su destino como hombre de cine.

Efectivamente, Top Gun se convirtió en una de las películas más taquilleras de 1986, obteniendo más de 176 millones de dólares. A partir de este éxito iba a hacerse conocido como un director de obras de acción. Posteriormente hizo Días de trueno (1990) y El último boy scout (1991). Si bien es cierto que no resultaron éxitos comerciales su fama estaba encaminada. Era ducho narrando historias de acción trepidante y se preparaba para mayores logros.

En su siguiente intento logró hacer un filme más personal: Amor a quemarropa (1993) con guion de Quentin Tarantino. Si bien es cierto, no fue admirada en su momento, luego se convirtió en película de culto. Continuaba la senda iniciada con su primer largo El ansia (1983); y confirmaba la dualidad de Scott: director taquillero y de culto.

En 1995 rodó un thriller de gran presupuesto Marea roja con Gene Hackman y Denzel Washington. Demostró que era un eficaz realizador cuyas obras no eran puramente explosiones y efectos también era sensible a las emociones de los personajes. Esto se dejo ver en El fanático (1996) con Robert De Niro y Wesley Snipes. Que, a decir de muchos, no tuvo acogida de crítica ni público, pero estamos seguros será apreciada con el tiempo.

 
Vuelve en 1998 con una de sus mejores películas: Enemigo público; excelente  obra de suspenso y acción interpretada por Will Smith y Gene Hackman. Luego dirige Juego de espías (2001), Hombre en llamas (2004) y Déjà vu (2006). En las dos últimas dirige a Denzel Washington. Antes, en 2005, hace Domino, con Keira Knightley y Mickey Rourke.
        
Con Hombre en llamas queda claro que Scott no es el típico artesano de acción de Hollywood. Es un realizador de género sí, pero dirige con talento, eficacia y emotividad.

Sus dos últimas películas son Secuestro de Pelham 123 (2009) e Imparable (2010), ambas protagonizadas por Denzel Washington su actor fetiche, con quien trabaja en cinco largometrajes. 

El balance de su filmografía es positivo. Tony Scott deja importante legado de largometrajes. Es uno de los maestros del cine de acción y suspenso que alcanzó notoriedad en virtud de su técnica narrativa basada en una depurada fotografía, combinada con abundante movimiento de cámara, edición trepidante, sólidas tramas y notables actores.

En él se fusionaron dos estilos dada su formación académica y su oficio de director de comerciales. Con ello su propuesta se vio enriquecida. Es el suyo un cine estéticamente elaborado, vertiginoso a nivel de imagen, pero con indudable fondo. Logró ser un director importante lo que seguramente anhelaba. A la vez fue maestro inspirador de nuevos realizadores de sus géneros predilectos.    

Parte de su herencia se condensa en: Top Gun, Amor a quemarropa, Marea roja, El fanático, Enemigo público, Hombre en llamas y Déjà vu. Todas valiosas obras por encima del promedio.

 
 
Gracias Tony Scott, descansa en paz.

miércoles, 17 de octubre de 2012

Crónica de cinéfilo


Trabajo en una tienda de alquiler de vídeos. Estoy en el paraíso, literalmente, rodeado de tan grata compañía. Joyas digo: diamantes, brillantes, turquesas, zafiros, etc. ¡Qué sensación perfecta! Cientos de obras vistas y muchas más  esperando. Siento que me llaman y hay días que desespero porque quisiera verlas todas de porrazo y no puedo. Sé que es imposible pero mis deseos son irracionales. Debe ser la pasión que siento por el cine.

 A veces algunos clientes me preguntan si he visto todas las películas y les respondo que no. Quedo pensando, me gustaría poder decir que sí, no por razones de ego sino por amor a la ficción. Mi ambición es saber, conocer, y experimentar las diversas sensaciones que un largometraje procura. Ver todo lo que pueda y llega a mis retinas.


Estoy contento y alegre, pero vivo una suerte de tortura diaria que estoy resolviendo, viendo de a pocos algunas películas. Aumentando mi bagaje de obras vistas, observando nuevas tramas, actores y directores. ¡Qué placer! Cuando veo una nueva comienzo a pensar en la próxima.

Qué suerte tengo de trabajar en esto; eso, por un lado, pues mi labor es algo paradógica. No paso todo el tiempo viendo películas, como me gustaría, recomiendo, comento y persuado a otros que vean determinado largometraje;    está claro que trabajo para entretener a otros, lo que a veces me hace sufrir. Sé que otros van a sus hogares a disfrutar, mientras yo me quedo en la tienda hablando de cine; pero la vida tiene su recompensa porque llega un día en el que me toca ser espectador, y ese día soy el hombre más feliz del planeta.

 

viernes, 28 de septiembre de 2012

Apéndice: Batman 3


Al escribir se dejan temas de lado, se los excluye sin querer. Como se dice: “quedan cosas en el tintero”, por ello la necesidad de incluir algunos conceptos adicionales del comentario Batman: El Caballero de la Noche asciende.   

En este filme Batman resurge de sus propias cenizas. Consigue escapar de la tiniebla mental para dar lo mejor de sí en bien de la justicia. Es una metáfora de renacimiento personal, pues en el pasado, derrotadas las fuerzas del mal, Bruce Wayne se jubila y de paso retira a Batman, situación que lo lleva a la desmotivación e incluso depresión. Aparentemente, ya no tiene nada que dar, y esto porque la paz lo ha anquilosado. No tiene razones para continuar con su lucha de verdad y justicia.

En esta tercera y definitiva versión Nolan saca del letargo al Caballero de la Noche y logra otro filme espectacular. Batman salva Ciudad Gótica de las garras del mal no sin entregar un gran esfuerzo. Tiene que apelar a toda su experiencia para derrotar a un enemigo invencible, casi insuperable, Bale; quien lo supera en fuerza y posee la misma sagacidad. Esta situación le aporta mucha tensión a la obra y genera extrema ansiedad al espectador.

Por otro lado, el director cuenta una historia a través de retrospectivas (flashbacks), útiles para entender tanto la trama y conducta de los personajes de este filme y del conjunto (las versiones anteriores). Propone ir al pasado para explicar el presente.

Es como la rueda de la vida que gira cíclicamente; a veces, para retornar al lugar de origen. Esto ha sido magníficamente presentado por el realizador y los escritores (logros de guion). Al igual que los puntos de giro, cambios en la dirección de la historia que sorprenden, sobremanera cuando uno se entera quién es el verdadero enemigo y cuáles las razones de su venganza personal.

Otro de los argumentos que gira en torno a la trilogía: la venganza. El enmascarado vive para vengarse de los que asesinaron a sus padres, y con el tiempo su lucha y búsqueda se disfrazan, pero el punto de partida que lo moviliza es obvio. En el largo esto resulta a la inversa, se convierte en su principal rival. La obra es un espiral de rencores y vendettas personales.

Sin duda Batman resucita, sale de la oscuridad y asciende. Lo tenemos de nuevo en el fragor de la “batalla de la vida”, de la que emerge como salvador. Es uno de los grandes personajes de historieta llevados con éxito a la gran pantalla. Misión cumplida para Christopher Nolan, y con ¡creces!

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Batman: el caballero de la noche asciende (The dark knight rises, EUA, 2012)


Pensamos que la segunda versión sería insuperable pero esta tercera y anunciada última entrega mantiene la calidad intacta. Christopher Nolan no se ha sentido intimidado por el personaje ni seducido con las características comerciales del mismo.

Me explico. El realizador le ha dado un toque personal, autoral si se quiere, a Batman, respetando los códigos de la historieta; sin convertir al enmascarado en un ícono de acción trepidante y efectismo gratuito. Es decir, logra una obra (las 3 películas) que trasciende la idea de mero entretenimiento y le otorga dimensiones de índole reflexivo dramático.

Es un largometraje en el que además de sentimiento y emoción de gestas heroicas hay espacio para el pensamiento, análisis y reflexión. ¿Quién es Batman? ¿Qué busca? Son algunas interrogantes que se sustraen de la trama. Probablemente, Nolan desea que cada espectador saque sus propias conclusiones. Ese es el mérito de una sólida trilogía (el mejor conjunto sobre el personaje que se haya producido), que sin duda lo hará pasar a la posteridad del sétimo arte.

El director es la prueba que se puede tener éxito comercial y también de crítica. Pocos pueden lograrlo. ¿Cuál es la receta? Podemos especular aunque es difícil describirlo.

Batman retorna a la acción luego de 8 años de permanecer escondido. Ciudad Gótica está en paz y su participación no ha sido necesaria. De las escenas que vemos a Bruce Wayne (Bruno Díaz) barbado y con bastón se sustrae una de las virtudes de la película: un superhéroe humano. Adolorido y golpeado. Física y mentalmente. No es pues una máquina justiciera sino una persona de carne y hueso con amplio sentido de solidaridad.

Lo mismo ocurre con otros personajes que proyectan virtudes y defectos. La idea no es moralizar sino presentar. Además se establece un dominó de apariencia. Nadie es quien aparenta ser. Ocurre con Wayne, Kyle, etc. Es una muestra de la personalidad humana: compleja y diversa. Que adopta muchos “rostros” y “se disfraza” sin mostrar su verdadera cara.       

Subyuga la lucha que Wayne tiene consigo. La primera “batalla” que tenemos los mortales es con nosotros mismos. Nolan ha interpretado bien esa condición de fragilidad y duda. Lo que agrega suspenso adicional al conjunto.

Obvio resulta escribir que el mayor vértigo de la historia está en la imposibilidad de derrotar al enemigo (Bane y compañía) y el drama que se cierne sobre ciudad gótica. Son las luchas del Caballero de la noche y de la resistencia las que aportan suspenso y mucha acción.  

Además brindan emociones los sentimientos personales de cada quien. Quizá sea allí, en esa eficaz combinación de drama y acción donde radica el éxito de esta tercera parte y sus antecesoras.

Otro mérito incuestionable está en la tecnología presentada a lo largo del filme. Se lucen trajes e implementos, motos, aviones, autos y camiones. Todos con un diseño espectacular y realista que aporta verosimilitud.

La atmosfera es otro punto a favor. La ciudad impone su presencia y se percibe, sea de día o de noche. No se ha requerido de costosa e irreal escenografía, por el contrario se ha escogido bien locaciones (modernas y antiguas) que le dan personalidad a la ciudad y ello mezclado con los elementos tecnológicos, la luz (diurna y nocturna) y una formidable orquestación hacen de Ciudad Gótica una realidad.

Evidentemente, las actuaciones son las que hacen posible el drama. Por tanto debemos ponderar un excelente reparto. Con sobriedad y equilibrio, Christian Bale logra una magnífica caracterización de Batman. Es un rol hecho a su medida, en el que pone de manifiesto su capacidad actoral a nivel emocional y físico. Brilla Michael Caine como Alfred, cautiva a pesar de su breve participación. Gran actor, sin duda.

Punto aparte es la participación de Gary Oldman, quien agrega otro personaje camaleónico a su amplia lista. Cabe resaltar que su transformación no es sólo física. Es total.

Anne Hathaway y Joseph Gordon-Lewitt (El origen), le sacan partido a sus respectivos roles. También son figuras de esta tercera entrega. Hathaway ha capturado con personalidad la ambivalencia de Selina Kyle, y logra el lucimiento personal. Gordon-Lewitt sabe hacerse notar y es un actor en ascenso. Su presentación es estimulante. Esperamos grandes cosas de él.         

El hecho de mantener una unidad con lazos comunicantes en las 3 versiones redondea una obra sólida y maestra. Al final, de alguna forma, reaparece el maestro y metafóricamente, además de su conflicto personal, la lucha entre el bien y el mal, viejo conflicto en la vida y su recreación: la ficción.

jueves, 23 de agosto de 2012

Zatoichi (Japón, 2005)


Brillante filme de Takeshi Kitano. Relata la historia de un conocido héroe del cine japonés: Zatoichi. Espadachín ciego que se gana la vida como apostador y masajista.

De 1963 hasta 1989 el personaje fue representado por el actor Shintaru Katsu en 26 películas y más de 100 episodios de televisión.

Takeshi ‘Beat’ Kitano tomó el personaje y lo adaptó a su estilo. Esta vez es más explícito que en sus anteriores obras. El filo de la espada corta profundamente y la sangre brota por doquier.

Si en algo se mantiene el realizador, es en el vínculo con los grupos de delincuentes, asesinos y el abuso y poder opresor de estos. Lo mostró en Sonatina (1993), Flores de fuego (1998), El verano de Kikujiro (1999).

A diferencia de las anteriores, es una obra de época. Vemos las costumbres ancestrales de los nipones reflejadas en magnífico vestuario, maquillaje, decorados, objetos diversos e instrumentos musicales. El director es magnífico para retratar estados de ánimo y atmósferas, humanas y no humanas; posee la sensibilidad necesaria para transportar a las situaciones y los parajes que presenta.  

Tiene un ritmo cadencioso expresado a través de imágenes intimistas que interactúan con la naturaleza y labores cotidianas. Un haiku puede expresar el sentimiento que propone el director: calmo como agua de manantial, filoso como hoja de papel. 

Por otro lado, Kitano no pierde su acostumbrado sentido del humor, con personajes y escenas que invitan a reír. Verbigracia, Shinkichi, el loco que pretende ser guerrero y corre dando gritos; el asombrado apostador que fracasa en sus intentos de triunfo; Zatoichi, muy bien caracterizado por Kitano, quien no deja de sorprender con sus gestos y acciones.

Quién diría que detrás de su indefensa apariencia se encuentra un hombre sabio y sensitivo, además de diestro maestro de la espada que usa (envainada) como bastón.

Con este largometraje queda demostrado que no es privilegio de los estadounidenses ni la creación de héroes ni de películas acerca de ellos. Sin embargo, a despecho de no ser un héroe sobredimensionado, emocionan por igual aquellas sangrientas peleas, tan magistralmente coreografiadas y que hacen partícipe al público de todo el “arte de la muerte” del que es capaz el masajista ciego.  

Como todo largometraje del director no hay lugar para lo superfluo. No se trata simplemente de la azarosa vida de un espadachín que gusta del juego de azar y beber sake. Hay temas profundos: asesinato, desamparo, venganza, valor, sabiduría, abuso, intriga, enfermedad, vida y muerte, pobreza y abundancia.

Producciones como esta son las que perduran en el tiempo. De a pocos Kitano va dejando un gran legado fílmico. Su propuesta deja huella y como el colosal Akira Kurosawa (sin querer compararlo) logra universalizar la cultura japonesa. Ya no sorprende: es una realidad al igual que su valioso cine.

Punto aparte es el final, sorpresivo y feliz. La cereza del postre es la espectacular secuencia de baile y música, animada por una colorida coreografía en la que el zapateo es complementado con ágiles saltos y volteretas mientras los tambores resuenan con fuerza estremeciéndolo todo, como gigante latido de corazón. El enorme y generoso latido de Zatoichi. Un personaje humano y controversial.

Con la ceguera (como la novela de Saramago) se conoce mejor el alma humana. Se desarrollan otros sentidos que vuelven más perspicaz al hombre, y se agudizan las percepciones. Zatoichi reivindica el ciego que llevamos dentro.

Por un lado, es una persona común; como muchos de los personajes de Kitano, es un bonachón errante que va relajado por la vida. Alguien que aprovecha lo que ésta y la naturaleza le proveen, disfrutando de los placeres mundanos: un buen trago de sake, algo frugal para alimentarse, apostar, conversar con las personas, pasear por los caminos, tomar té.

Por otro lado, lo que más le place es ayudar, sobremanera al más necesitado. Es un vengador que pone en su lugar a los malhechores. Lo interesante es que se le ve insignificante, y esa es su mejor “máscara”. Es un maestro con la espada. Habilidoso, veloz e implacable como flecha mortífera.

Otro mérito son los formidables combates, con el añadido de una acertada utilización de cámara lenta que magnifica el dramatismo de la lucha.

En un soberbio duelo final con el samurái, Zatoichi muestra que es un súper dotado. Tremendo personaje ameritaría una segunda parte. Esperemos. 

miércoles, 25 de julio de 2012

Chris Nolan dejó sus huellas en Hollywood

Christopher Nolan, joven realizador inglés, ya había dejado huella en los espectadores y críticos con sus versiones de Batman pero ahora lo hace con sus manos en el Paseo de la Fama frente al Teatro Chino en Los Ángeles.
¿Es justo el homenaje? Si. A pesar de tratarse de un director con relativa breve obra merece el reconocimiento, ya que si se evalúa la calidad de ésta encontramos un conjunto de películas bien logradas. Con estilo, presencia y madurez.
Nolan irrumpió en el sétimo arte con Memento (Amnesia) (2000), que fue elogiada por la crítica y llamó la atención del público; luego dio a conocer Insomnia en 2002, un excelente thriller policial con Al Pacino, Robin Williams y Hilary Swank. Con estos largometrajes obtuvo el respeto y admiración de los cinéfilos.
 Sin duda, se consolidó con Batman inicia (2005). Superó a sus antecesores acercándose a la esencia del hombre murciélago. Es un filme con muchas aristas para analizar. Lo importante es que se trata de la mejor versión de Batman que se recuerde. De paso impulsó a Christian Bale y lo convirtió en estrella.

Otro filme remarcable fue El gran truco (The prestige) (2006). En el que el conflicto surge de la rivalidad de dos magos a través del tiempo. Hugh Jackman, Christian Bale y Michael Caine están, impecables. 

Nolan se ha encargado de mostrar las virtudes de los actores, enfatizando sobretodo, con intérpretes ingleses. Haga su recuento y notará la certeza de ello. Christian Bale, Michael Caine, Hugh Jackman, Gary Oldman, etc. Hollywood no lo hizo olvidar a sus compatriotas.  

Demostrando que su talento no es casualidad retornó con la segunda versión: Batman, El caballero de la noche (2008), otra memorable producción. Poderosa versión del oscuro superhéroe que busca el bien y vive torturado por el crimen de sus padres. Además presenta un villano de antología, un Guasón (Joker) magníficamente interpretado por Heath Ledger, quien pese a su desaparición física será recordado sobremanera por este rol. Quizá el personaje de su vida, que sería homenajeado por la Academia con un Óscar póstumo a mejor actor.   

Dos años después sorprende con El origen (Inception, 2010), sorprendente relato pleno de efectos especiales, literalmente un rompecabezas mental alucinante; visual y sonoramente espectacular. La Academia de Artes y Ciencias pone la mirada en él y lo postulan a los premios Óscar.

Finalmente, acaba de estrenarse la tercera parte de Batman, su más reciente creación. Se espera mucho de este realizador en los años venideros. Atención: lo mejor está por venir. Aunque tiene títulos que son envidia de muchos. Gracias Chris y, ¡felicitaciones!

domingo, 15 de julio de 2012

Sombras tenebrosas

(Dark shadows, EUA, 2012)


Existen dos tipos de obras de Tim Burton, las comerciales y las autorales. En ambas está presente el estilo del realizador; quizá la diferencia estriba en la taquilla, unas son más vendedoras que otras, pero la calidad de ambas es incuestionable.

 Sombras tenebrosas pertenece a la fila de las autorales como lo son: El joven manos de tijera (1990), Ed Wood (1994), El gran pez (2003) y El barbero demoniaco, Sweeney Todd (2007).

 Basada en una serie televisiva, Burton logra un acabado relato, vuelta de tuerca de las obras de vampiros. Es un homenaje a las películas de terror que tanto ama, y en particular a Drácula, novela de Bram Stoker que continúa siendo fuente de inspiración.  

 Sombras tenebrosas es un largometraje mixto, que combina géneros y personajes. Da la impresión que es una comedia con tintes dramáticos pero resulta también un drama con pinceladas de humor. En todo caso el público decide. Del mismo modo, se entrecruzan un vampiro, una bruja y hasta un adolescente lobo. Es decir, el realizador une a personajes referenciales del cine de horror clásico.

 Por ratos recuerda a Ed Wood y sus películas; parece ex profeso, salida de la serie B, por las situaciones absurdas que llaman la atención, y que, por tanto, asombran, generan curiosidad, interrogantes y risas. Un detalle simpático para aquellos seguidores de Burton se da en la forma como Drácula mueve las manos cuando hipnotiza. Remite a Ed Wood y el modo como Bela Lugosi encarna al famoso conde vampiro.

 Los diálogos, de indudable humor negro, son estupendos y sin Johnny Depp en el rol protagónico los logros del filme serían imposibles. Es él con su gran actuación quien es la columna que sostiene los cimientos de esta provocativa ficción. ¡Qué gran dúo forman Burton y Depp!  

El personaje encarnado por Depp, Barnabas Collins, caballero del siglo XVIII, posee una forma refinada de hablar y comportarse, sus modales contrastan con las situaciones de modernidad, lo que adiciona humor a la obra.

 Evidentemente, el eje de lo jocoso está en el contraste entre lo antiguo y lo moderno, en la lucha entre el bien y el mal, y una familia disfuncional de lo más disparatada que toma con relativa tranquilidad hechos paranormales.   

 La adaptación de los años 70 es magnífica y por momentos remite a la estética de la maravillosa serie Los munsters. No hay detalle que se haya escapado, ni en vestuario, peinados, decorados, música, etc.

 Es una película con encanto. Uno culmina rindiéndose ante las peleas de siglo, hipnosis, hechizos y otros actos mágicos, pero también al romance, que de eso hay y mucho.

 Burton plantea una versión lírica y romántica de homenaje al vampiro inmortal. En ese sentido, se estrechan los lazos con la novela de Stoker cuyo centro es el amor negado. En Stoker y Burton cobra capital importancia el factor tiempo entrelazado al romance. Barnabas y Drácula, pasan a través de los siglos por un tormento: vivir sin su amada. Están condenados al desamor para toda la eternidad, lo que le da un toque angustiante y dramático a la historia. Sin embargo, las situaciones por las que atraviesan no son las mismas como tampoco las tendencias de las obras. 

El espectador puede calificar el largometraje de entretenimiento ligero o entretenimiento con contenido. Me inclino por la segunda opción. Se trata de un filme divertido sin soslayar el fondo. Ese es su mérito y riqueza. Magnífica película del genial Tim Burton.    

miércoles, 20 de junio de 2012

La importancia de la persistencia retiniana

La persistencia de la visión o persistencia retiniana es clave para ver cine, de otro modo no podríamos disfrutar de las magnificas obras que el sétimo arte provee.

Qué significa aquello, pues que el fenómeno óptico permite retener imágenes en el cerebro segundos después de haberlas visualizado. Esto se grafica en el parpadeo de los ojos, el mismo del que no somos conscientes y produce una sombra en cada parpadeo. Ello significa que si una imagen desaparece, el ser humano la continúa viendo durante una fracción de segundo. Se le conoce como efecto phi.

Por tal razón, cuando vemos una obra cinematográfica, tenemos la sensación de movimiento de las imágenes, cuando en realidad es una sucesión de cuadros fijos que se mueven rápidamente. ¡Qué maravilla de la naturaleza!, que nunca deja de sorprendernos; ¡qué ingenio!, el de los precursores del cine.    

De no ser por este, en apariencia, ínfimo detalle, el sétimo arte nunca hubiera sido posible y desde luego, este blog no tendría razón de ser.   

miércoles, 6 de junio de 2012

Siete pecados capitales (Seven, EUA, 1995)



Las historias de asesinos en serie han marcado el derrotero del cine criminal, ya sea a través de drama, suspenso, policial y terror. Ejemplos fehacientes son: ‘Psicosis’ (1960), ‘El carnicero’ (1969), ‘El silencio de los inocentes’ (1991), entre otros. ‘Siete pecados capitales’ agrega a ‘Fulano de tal’ a la amplia lista de asesinos seriales como Jack ‘el destripador’ y Norman Bates.

Un asesino fanático de la religión, se cree enviado de Dios y desea demostrar la decadencia de los seres humanos, matando según los 7 pecados capitales. Interesante y novedosa propuesta para un largometraje.

Como en la mayoría de historias de esta clase, es un hombre inteligente, astuto, meticuloso y muy paciente para desarrollar sus complejos crímenes. Provoca a sus investigadores, les deja señales como si se tratase de un juego; les muestra su habilidad, talento, en un magnífico duelo de capacidades. Sin duda, un perfil sicológico interesante para el análisis.

El director David Fincher había llamado la atención con la tercera versión de ‘Alien’, pero ésta es definitivamente su mejor obra, con la que logra su consagración; el reconocimiento de crítica y público.
Siete pecados tiene elementos de policial clásico y thriller, y sorprende la madurez con la que el realizador maneja el relato fílmico. Por un lado resalta la buena dirección artística, no obstante es primordial un argumento inesperado que va de menos a más.

Para el director la atmósfera del filme es medular, ello se denota en sus posteriores largometrajes. Por esta razón el aporte sombrío de la luz presenta un cromatismo lúgubre que ofrece un ambiente depresivo que contribuye a enriquecer las características de la producción.

Cuenta con un excelente reparto de actores (muy bien dirigidos) y sus personajes han sido bien delineados. Morgan Freeman aparece como el detective experimentado, y entrega un efectivo rol, que no sorprende en virtud de su gran talento. Brad Pitt, como el detective novato, confirma que no solo es una cara bonita. También sabe actuar cuando se despoja de su habitual sensualidad, logrando escapar de su condición puramente decorativa. Por último, Kevin Spacey, convence en ingenio y demencia; a pesar de su breve aparición demuestra su versatilidad y reconocida calidad.



Efectivamente, los personajes dan a conocer su personalidad: intereses y ansiedades; en fin, su psiquis. Están tan bien diseñados que se percibe tanto el aspecto exterior como el interior. El espectador siente que los conoce y se aproxima a sus reacciones de antemano.

Siete pecados es un filme de contrapunto. Entre experiencia y juventud; maestro y aprendiz; bien y mal; sabiduría y emotividad; pasión y razón; fe y fanatismo; locura y sanidad; vida y muerte.

La trama es de lo mejor. Difícil de predecir. Sobresale una historia plagada de misterio, duda y suspenso. Para ello se apela a la brutalidad y sordidez de los crímenes, que al principio aparecen inconexos.

La búsqueda del asesino está bien construida. Hay instantes de impacto que pueden afectar la sensibilidad. Sin embargo, Fincher muestra lo que debe, y de esto deviene la fuerza de la narración. Pero, no es un relato alocado, la madeja se va desenredado de a pocos. Avanza lentamente, con seguridad, y guarda lo mejor para el final. Sin complacencias; no ha sucumbido a la posibilidad de agradar al público sino respetado los perfiles de los personajes. Ellos conducen los hilos y los manejan sin ningún afán maniqueo.

Lo usual es atrapar al asesino pero, con gran sapiencia, se opta por escapar de lugares comunes. Muchas veces el crimen lleva a la falta de resolución de los mismos, pero deja la impronta asesina de la sangre y el dolor de los deudos. La sorprendente culminación sigue estos lineamientos a pie juntillas. Mientras el ejecutor completa la cadena de su obra maestra del mal.

jueves, 24 de mayo de 2012

MARIO MORENO: CÓMICO INMORTAL

CIEN AÑOS DE SU NACIMIENTO
(1911-1993)

Que se puede escribir de Mario Moreno Reyes, también conocido como Cantinflas, que no se haya publicado ya. Es probable que nada nuevo, pero es nuestro deseo, recordarlo y rendirle tributo, cumplidos cien años de su nacimiento en agosto del año pasado.

Mario Moreno nació en México en un humilde hogar con numerosas carencias y gran número de hermanos. Su padre fue un modesto cartero. Nació el 12 de agosto de 1911. Obtuvo una beca para estudiar medicina pero la falta de recursos económicos lo obligó a buscar otro porvenir. Se dice que se desempeñó en diversos oficios: ayudante de zapatero, peluquero, empleado de billar, asimismo, intentó con poco éxito, ser boxeador, torero, bailarín y hasta fue voluntario del ejército.  

Se sabe que en los años 30, previo a su fama, formó parte de una compañía de teatro ambulante en carpas de poca categoría.


EL INICIO DE LA FAMA

La leyenda cuenta que se encontraba en una carpa y frente a la ausencia del presentador, el director (empresario) le pidió que lo reemplazara. Era muy joven y fue tal su nerviosismo que comenzó a hablar entrecortadamente, decir incoherencias, palabras sin sentido, lo que causó carcajadas en el público. Un asistente le gritó: ¡en la cantina inflas! (tomas), aludiendo a que estaba borracho. A lo cual respondió: “Pos, cantinflas”. Sin embargo, el origen del nombre no está demostrado.
A partir de este hecho inicia su camino como cómico, al ser nombrado nuevo  maestro de ceremonia. Nace el personaje del pelado, persona de clase baja y poca instrucción. Y con el aparece el cantinflismo, un modo entrecortado e incongruente de hablar, que combina términos populares con los cultos mal usados. Lo que resulta confuso para cualquier interlocutor. Habla mucho pero no dice nada. Años después (1992) la Real Academia Española de la Lengua incorporó al diccionario el término cantinflear: “hablar de forma disparatada e incongruente y sin decir nada”.
Luego vino la caracterización. Bigote ralo partido en dos extremos; un sombrerito rural que semeja a los hechos con papel periódico; camiseta blanca de mangas largas; pañuelo al cuello; pantalones a media cadera amarrados con tira de tela, algunos parches; zapatos y botines maltratados, en apariencia de mayor talla; y su famosa gabardina, un pedazo de trapo que cuida celosamente. 


ÉXITO EN EL CINE

Después de haber recorrido buena parte de la geografía mexicana con el circo y aprovechando su popularidad, el director Miguel Contreras Torres le ofrece su primer papel (secundario) en la película: No te engañes corazón (1936); luego participa en Así es mi tierra (1937) de Arcady Boytler.

Al verlo y convencerse de su talento, el productor Santiago Reachi funda una empresa: Posa films; y lo contrata para hacer cortometrajes, pero dado su éxito con el público Mario Moreno inicia su camino al estrellato al debutar en largometrajes.

Lo dirige Alejandro Galindo en Ni sangre ni Arena (1939), pero según se dijo, pese a los buenos resultados en taquilla, Mario Moreno no quedó satisfecho y pidió que su siguiente obra la dirigiera el que había sido asistente de Galindo: Miguel María Delgado que se convertiría en su gran colaborador. Precisamente con Delgado logra resonantes éxitos. Antes, en 1940 realiza Ahí está el detalle de Juan Bustillo Oro. Para muchos, es la mejor película de Moreno.  

Bajo la batuta de Delgado no se detendría hasta lograr una larga lista de populares películas: El gendarme desconocido, Los tres mosqueteros, A volar joven, El siete machos, El bolero de Raquel, El ministro y yo, El señor fotógrafo, El circo, El súpersabio, El profe, El bombero atómico, Si yo fuera diputado, El analfabeto, El padrecito, Romeo y Julieta, etc.


LA CRÍTICA

Nadie pone en duda el enorme talento de Mario Moreno, sin embargo, la crítica de sus películas está dividida. Hay quienes lo adoran incondicionalmente porque le tienen mucho aprecio al actor y su alter ego, por esa chispa y carisma que supera las barreras de la pantalla.

En la otra vertiente, están aquellos que consideran que Moreno no debió haber dejado el personaje inicial para convertirse en político, maestro, barrendero, etc., y olvidar su toque particular, apariencia y lenguaje enrevesado. En suma, no desechar al hombre de pueblo y refinarse. Mantenerse tal como Chaplin a Charlot. El pobre que se las ingeniaba para sobrevivir.

Otra crítica está vinculada a la parte cinematográfica. Miguel M. Delgado, se puso al servicio del bufo, olvidando el potencial del lenguaje cinematográfico. Quizá por eso Mario Moreno lo eligió como un subordinado que mostró al personaje por encima de todo, hasta del guion. ¿Se impuso el ego de Moreno, su capricho de actor que pretendía resaltar sobremanera? Nadie lo sabe con certeza pero la respuesta parece afirmativa.    

Quizá esta esclarecedora afirmación de Delgado nos releve de mayores comentarios: ¨Yo sólo me he preocupado de fotografiar con una óptica elementalmente teatral, una serie de episodios vulgares que nos mostraban al héroe en diversas circunstancias propicias a sus incomprensibles despliegues verbales¨.


GENIO Y FIGURA…


Delgado confirma que Cantinflas estaba por encima de cualquier cosa. Así lo quiso Mario Moreno. Y eso limitó mucho la propuesta de las obras como parte de un todo.  No obstante, no cabe duda que fue un genio. Un notable actor que se las ingenió para hacer reír con sus bailes, gestos faciales, movimientos corporales e improvisaciones verbales.   

No en vano el gran Charles Chaplin dijo: ¨Cantinflas es el mejor cómico del mundo¨. En 1957 tras llegar a EUA, obtuvo un Globo de Oro al mejor actor por La vuelta al mundo en ochenta días (1956). En 1963 dejó las huellas de sus pies y manos en la Paseo de la Fama, cerca del Teatro Chino en Los Ángeles. Fue nombrado por la OEA como embajador de la Paz. Es cierto que su paso por Hollywood no fue destacado en cuanto a cantidad y calidad de obras, pero dejó su impronta. 

Desapareció físicamente el 20 de Abril de 1993 a los 81 años de edad. Su epitafio condensa la leyenda de Cantinflas: Parece que se ha ido, pero no es cierto. Efectivamente, Mario Moreno y Cantinflas, los dos fusionados en uno, estarán presentes eternamente en sus numerosos filmes.

Sus méritos son indiscutibles. Es el cómico más universal de Hispanoamérica. Representa nuestro idioma, raza, cultura. Sus obras siguen siendo apreciadas a través del tiempo. Se le recuerda y reconoce. Su legado seguirá siendo inmortal pese a quien le pese. Siempre estará a nuestras ¨órdenes, jefe¨.