Ejercicio lúdico del director Spike Jonze, que impresionó a
la crítica con ¿Quieres ser John
Malkovich? (1999). Este largometraje consiste en la ardua lucha y tortura
que implica para su autor la adaptación de un libro para transformarlo en
guion.
Cabe resaltar que la historia combina realidad (personas y
hechos reales) con situaciones irreales (ficción). En tal sentido, son
interpretados: John Laroche, cazador obsesivo de orquídeas; Susan Orlean,
periodista y escritora de New York; Charlie Kaufman, guionista; y su hermano
gemelo Donald (también guionista).
La dupla Jonze - Kaufman, se junta como en: ¿Quieres ser
John Malkovich? y logran excelente, fantástico y original filme. Ladrón de orquídeas es narrada como un
contrapunto de historias, acciones y personalidades, que se presentan a través
de diferentes perspectivas y tiempos. El largometraje es rico en retrospectivas
y saltos para adelante.
El eje de la obra es Charlie Kaufman, talentoso pero
inseguro guionista. Un hombre que piensa en exceso, que es ansioso, obsesivo,
gordo, calvo y feo, como suele describirse. Por añadidura, está en conflicto
consigo mismo y no encuentra el rumbo de su vida. La intensa personalidad de
Charlie nos introduce en su rico e imaginario mundo interior y su torturada
psiquis. Estas situaciones, a la vez que resultan dramáticas, causan hilaridad.
Surgen en off sus ideas, confusiones, miedos y fobias.
La aparición de su hermano gemelo Donald, físicamente muy
parecido, pero de carácter y personalidad opuesta, enriquece la trama dotándola
de cambios y complicaciones. Esta paradoja es una sátira de Jonze y Kaufman.
Rivalizan dos estilos y temperamentos que se oponen y quizá se atraen. El
argumento se mofa haciendo un paralelo de formas de realización
cinematográfica, contrapone el filme de autor con el cine comercial.
Hay que resaltar el extraordinario guion de Charlie y Donald
Kaufman, prolífico de buenas ideas, ingenio, frases y una saltarina estructura.
Todo es posible en una realidad en la que se mezcla una historia dentro de
otra. Los argumentos de los hermanos dentro del filme se fusionan y convergen
en una sola trama.
La idea fuerza del filme, además de la complejidad de la
escritura, es la obsesión. Los personajes están comprometidos con sus
profesiones y oficios. El máximo exponente es Laroche, el coleccionista de
orquídeas, quien le comenta a Orlean acerca de sus anteriores aficiones.
Incluso ella, al entrevistarlo, se pregunta en su libro cómo será sentir esa
pasión excluyente por algo. Definitivamente, es una obra de personajes, por los
ricos matices que cada uno aporta.
La actividad cinematográfica aparece en algunos momentos,
sobre todo en el proceso de rodaje. Se incluyen algunas escenas con los actores
de la obra anterior de Jonze, lo que constituye una grata sorpresa para sus
seguidores. Sobre el particular, hay que puntualizar lo siguiente: existe en la
filmografía del realizador una tendencia hacia el juego, entendiéndose éste
como imaginería, inventiva, inspiración y creatividad, pero también como
aspectos fantásticos y temas fuera de lo común.
Jonze es un autor en todo el sentido de la palabra, lo que
hace atractiva e interesante su propuesta fílmica; por ello, Ladrón de orquídeas, es acerca del juego de
la creación artística y también de la existencia humana, pues así es como percibe
(probablemente) y proyecta su obra. Como un dios, juega con personajes y sus
vidas, los entremezcla entre lo real y lo irreal, de paso le adiciona un perfil
medio filosófico. Esto se percibe en el filme.
En la parte final la trama parece desbordarse, salirse de
control; sin embargo, no es un hecho gratuito, es la aparición de la historia
comercial, efectista, con persecuciones, disparos y muerte. En la primera parte
de la película prevalece “el argumento” de Charlie; en cambio, en el final
(suerte de tercer acto) hay un giro hacia el estilo de escritura del otro hermano
(Donald).
Adicionalmente, recordemos que, en una conversación, el profesor de guion le aconseja a Charlie que lo importante es el final.
Nicolas Cage está espectacular en su doble rol. Simplemente,
genial. Del mismo modo Chris Cooper se luce como actor secundario,
interpretación por la que logró con justicia el Oscar del año (2002). Meryl Streep,
es la tercera “pata” de la que se sostiene el soberbio nivel actoral, y como
siempre, ofrece una exquisita participación.
Éste es un filme diferente,
gratamente recomendable. Hace reflexionar, reír y además sensibiliza. Entretiene,
estremece, sorprende y conmueve. Jonze, convence con su original propuesta, a
la vez que demuestra que el cine independiente es interesante y vigoroso como el
circuito comercial.