miércoles, 12 de septiembre de 2012

Batman: el caballero de la noche asciende (The dark knight rises, EUA, 2012)


Pensamos que la segunda versión sería insuperable pero esta tercera y anunciada última entrega mantiene la calidad intacta. Christopher Nolan no se ha sentido intimidado por el personaje ni seducido con las características comerciales del mismo.

Me explico. El realizador le ha dado un toque personal, autoral si se quiere, a Batman, respetando los códigos de la historieta; sin convertir al enmascarado en un ícono de acción trepidante y efectismo gratuito. Es decir, logra una obra (las 3 películas) que trasciende la idea de mero entretenimiento y le otorga dimensiones de índole reflexivo dramático.

Es un largometraje en el que además de sentimiento y emoción de gestas heroicas hay espacio para el pensamiento, análisis y reflexión. ¿Quién es Batman? ¿Qué busca? Son algunas interrogantes que se sustraen de la trama. Probablemente, Nolan desea que cada espectador saque sus propias conclusiones. Ese es el mérito de una sólida trilogía (el mejor conjunto sobre el personaje que se haya producido), que sin duda lo hará pasar a la posteridad del sétimo arte.

El director es la prueba que se puede tener éxito comercial y también de crítica. Pocos pueden lograrlo. ¿Cuál es la receta? Podemos especular aunque es difícil describirlo.

Batman retorna a la acción luego de 8 años de permanecer escondido. Ciudad Gótica está en paz y su participación no ha sido necesaria. De las escenas que vemos a Bruce Wayne (Bruno Díaz) barbado y con bastón se sustrae una de las virtudes de la película: un superhéroe humano. Adolorido y golpeado. Física y mentalmente. No es pues una máquina justiciera sino una persona de carne y hueso con amplio sentido de solidaridad.

Lo mismo ocurre con otros personajes que proyectan virtudes y defectos. La idea no es moralizar sino presentar. Además se establece un dominó de apariencia. Nadie es quien aparenta ser. Ocurre con Wayne, Kyle, etc. Es una muestra de la personalidad humana: compleja y diversa. Que adopta muchos “rostros” y “se disfraza” sin mostrar su verdadera cara.       

Subyuga la lucha que Wayne tiene consigo. La primera “batalla” que tenemos los mortales es con nosotros mismos. Nolan ha interpretado bien esa condición de fragilidad y duda. Lo que agrega suspenso adicional al conjunto.

Obvio resulta escribir que el mayor vértigo de la historia está en la imposibilidad de derrotar al enemigo (Bane y compañía) y el drama que se cierne sobre ciudad gótica. Son las luchas del Caballero de la noche y de la resistencia las que aportan suspenso y mucha acción.  

Además brindan emociones los sentimientos personales de cada quien. Quizá sea allí, en esa eficaz combinación de drama y acción donde radica el éxito de esta tercera parte y sus antecesoras.

Otro mérito incuestionable está en la tecnología presentada a lo largo del filme. Se lucen trajes e implementos, motos, aviones, autos y camiones. Todos con un diseño espectacular y realista que aporta verosimilitud.

La atmosfera es otro punto a favor. La ciudad impone su presencia y se percibe, sea de día o de noche. No se ha requerido de costosa e irreal escenografía, por el contrario se ha escogido bien locaciones (modernas y antiguas) que le dan personalidad a la ciudad y ello mezclado con los elementos tecnológicos, la luz (diurna y nocturna) y una formidable orquestación hacen de Ciudad Gótica una realidad.

Evidentemente, las actuaciones son las que hacen posible el drama. Por tanto debemos ponderar un excelente reparto. Con sobriedad y equilibrio, Christian Bale logra una magnífica caracterización de Batman. Es un rol hecho a su medida, en el que pone de manifiesto su capacidad actoral a nivel emocional y físico. Brilla Michael Caine como Alfred, cautiva a pesar de su breve participación. Gran actor, sin duda.

Punto aparte es la participación de Gary Oldman, quien agrega otro personaje camaleónico a su amplia lista. Cabe resaltar que su transformación no es sólo física. Es total.

Anne Hathaway y Joseph Gordon-Lewitt (El origen), le sacan partido a sus respectivos roles. También son figuras de esta tercera entrega. Hathaway ha capturado con personalidad la ambivalencia de Selina Kyle, y logra el lucimiento personal. Gordon-Lewitt sabe hacerse notar y es un actor en ascenso. Su presentación es estimulante. Esperamos grandes cosas de él.         

El hecho de mantener una unidad con lazos comunicantes en las 3 versiones redondea una obra sólida y maestra. Al final, de alguna forma, reaparece el maestro y metafóricamente, además de su conflicto personal, la lucha entre el bien y el mal, viejo conflicto en la vida y su recreación: la ficción.

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