James Bond es un personaje de
antología, de eso no cabe duda. Lo bueno es que los años no pasan por él, es
inmortal. Pertenece ahora a la galería de los grandes personajes de ficción; su
fama es literaria, cinematográfica y… humana. Tanto, que se habla de él como si
fuera de carne y hueso.
Inicia sus actividades de espía
durante la Guerra Fría, aquel momento de la historia en que el mundo se rige
por dos poderosos países: EUA y la URSS, que están siempre al borde de la
guerra nuclear.
Tiene dos perfiles: por un lado
es amante de la buena vida y los placeres que depara. Es adinerado, ama a las
mujeres y las mujeres lo aman; es deportista, le fascinan los casinos, la buena
ropa, los autos, el licor, la comida. Es un hombre elegante, refinado y culto. Su
bebida favorita es el Martini seco con Vodka y cáscara de limón (batido no
agitado); adora el caviar Royal Beluga con tostadas.
Por otro lado es 007, agente con
licencia para matar; comandante del Servicio Secreto Británico. Gran atleta y
luchador; conoce de artes marciales, destaca en el judo. Además es experto en
armas de fuego.
De esta combinación nace un
seductor caballero inglés que a la par de inmiscuirse con éxito como espía y
salir airoso en sus misiones, posee el encanto y magnetismo para rodearse de
las más hermosas mujeres.
Así es Bond; proyección de lo que
cualquier varón en su fuero interno anhela: imán con las mujeres, viudo y libre
para hacer lo que le plazca. Un amante de la buena vida con la solvencia
económica para comprar lo que quiera. Inteligente, astuto, aventurero, fuerte,
muy atractivo, divertido, cínico, bromista. En suma, un exitoso hombre de mundo.
La perfección hecha hombre.
Esta es la razón del triunfo de
Bond en la pantalla grande. Un espejo en el que miles se miran, muchos emulan y
otros secretamente envidian. Quien no ha jugado con aquella famosa
presentación: “mi nombre es Bond, James Bond”. Acaso soñando con transformarse
en este con el solo hecho de repetir la frase.
Con el paso de los años el
personaje se ha convertido en referente de moda y buen gusto, tanto, que sus
intérpretes promocionan productos de lujo. Son muy bien remunerados y sobretodo,
recordados como Bond, algo que no tiene precio y está vinculado con la fama mundial
con millones de admiradores y… admiradoras.
Un hecho interesante es que cada actor le ha aportado al personaje su personalidad, sin dejar las características inherentes al original, pero esa es otra historia…
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